Una situación inesperada: el impacto emocional del diagnóstico de una cardiopatía

La primera reacción de los progenitores es de shock. Toda la información que reciben en ese momento les cuesta mucho procesarla. Es indiscutible que la madre lo vive de una manera muy directa, ya que es la gestante de la criatura, pero ella y su pareja se habían creado unas expectativas imaginándose que la criatura nacería sana y ahora les toca pasar por un duelo perinatal y afrontar la pérdida de ese hijo o hija que habían idealizado.

El mismo viaje, pero con algunas diferencias

Cada miembro de la pareja hace la aceptación y adaptación de la patología de manera diferente, pero más del 50% de los progenitores experimentarán en algún momento ansiedad clínicamente significativa, sobre todo después de la intervención quirúrgica de su bebé.

Las mujeres, además, son más propensas a somatizar todo ese malestar psicológico con dolor de cabeza, dolor en el estómago, cansancio o dolor en las articulaciones. Y algunas de ellas, en el momento del diagnóstico, se sienten culpables pensando que ellas pueden ser las causantes.

Los hombres, sin embargo, muestran su malestar con síntomas de depresión, apatía, poca motivación o falta de energía.

¿Qué pasa con la relación de pareja?

Ante una situación de crisis e impacto como ésta, la familia tiene la necesidad de unirse al máximo ante las dificultades y necesidades que están viviendo.

Tras superar el postoperatorio y volver al día a día, hay parejas que han encontrado, en el otro, apoyo y firmeza familiar, pero debe vigilarse que esta unión no llegue a ser patológica y cree dependencia entre los miembros y una sobreprotección hacia el hijo o hija con cardiopatía, ya que puede afectar a su crecimiento.

Además, son parejas que durante todo este tiempo su máxima atención y preocupación se ha centrado en la criatura y su estado de salud, y se ha producido cierto distanciamiento y falta de cariño conyugal, que puede hacer que, posteriormente, no encuentren objetivos ni metas en común y que al cabo del tiempo se acaben separando. Esto ocurre en un 15% de los casos.

La importancia del apoyo psicosocial y el acompañamiento emocional

El apoyo psicosocial y el acompañamiento emocional desde el momento del diagnóstico de una cardiopatía ayuda a comprender la nueva situación, a gestionar el duelo, a aceptar la enfermedad del bebé que esperan, y los prepara para la intervención quirúrgica y todo lo que vendrá después a la vuelta a casa y la vida cotidiana. Es importante que las familias tengan herramientas, apoyo y acompañamiento frente a las necesidades que van apareciendo durante todo el proceso de la evolución de la cardiopatía congénita de su hijo o hija, durante las futuras hospitalizaciones y en su entorno de vida habitual.

 

*La información recogida en este artículo se basa en los resultados de la investigación sobre el Impacto del diagnóstico de una cardiopatía congénita en la familia, una investigación pionera porque ha tenido en cuenta a los dos progenitores y porque ha sido un estudio longitudinal donde se han valorado los padres y las madres en cuatro etapas diferentes:
(1a fase), a partir de la vigésima semana de gestación cuando la pareja recibe el diagnóstico.
(2ª fase), después del alta de la intervención quirúrgica que corresponde entre los dos y los seis meses del bebé.
(3a fase), cuando la criatura tiene un año.
(4a fase), cuando tiene dos años.
Esta investigación se ha llevado a cabo por la Fundació CorAvant, la Fundació Hospital Universitari Vall Hebron-Institut de Recerca, l’ICS-Hospital Universitari Vall d’Hebron y la Fundació Blanquerna.

 

 

Este artículo forma parte de la Revista 29 de la Asociación de Cardiopatías Congénitas (AACIC) y de la Fundación CorAvant.


¡Siempre hacia adelante!

La sacudida ha sido muy dura, pero desde CorAvant hemos querido ser fieles sus últimas palabras: “evitar que la tristeza o la añoranza por el pasado, o la ansiedad y la incertidumbre del futuro nos paralicen”.

Siguiendo su consejo, no rehuimos las emociones. Debemos identificarlas y aprender a gestionar. A pesar de la tristeza, no podemos vivir anclados en el pasado y debemos vivir aquí y ahora. Éste era su mensaje. Lo tengo muy presente, ahora que asumo su relevo en la presidencia de la entidad. Lo hago con el corazón encogido pero decidido a dar continuidad al buen trabajo de Griselda, una persona generosa, empática y solidaria. Una gran presidenta. Cojo el relevo con todas las ganas de poder sumar al trabajo de un magnífico equipo. Más allá de un sentido recuerdo por mi predecesora, pienso que en este primer editorial también debo presentarme.

“Como muchos de ustedes mismos o de sus familiares, yo también fui un bebé azul”.

Tengo la suerte que, desde pequeño, mi entorno ya me contó que tenía una cardiopatía congénita. Desde que tengo conciencia, he aprendido a convivir con ella. No siempre fue fácil. La adolescencia ya es bastante complicada de por sí. Es un momento de toma de conciencia de uno mismo, comparación permanente con tus iguales, miedo al estigma… La edad adulta comporta otras dudas y angustias que la cardiopatía todavía magnifica: pareja, familia, trabajo…

Justamente, el trabajo de periodista me ha comportado cierta exposición pública y, en ocasiones, me han preguntado por la cardiopatía. Ni he hecho bandera ni lo he escondido. Hablo con normalidad siempre poniendo en valor la dedicación de los investigadores y el personal médico, gracias a los cuales muchos bebés azules nacidos en los 70 tenemos ahora la posibilidad de vivir con intensidad aquí y ahora, como decía Griselda. Cada uno lo vive a su modo, en función de las posibilidades. El corazón nos marca pero también nos impulsa. Cada uno a su ritmo, pero ¡siempre adelante! ¡CorAvant!

 

Carles Prats Padrós
Presidente de la Fundación CorAvant

 

 

Este artículo forma parte de la Revista 29 de la Asociación de Cardiopatías Congénitas (AACIC) y de la Fundación CorAvant.


Cuando llamamos a AACIC, muchas veces, es porque estamos preocupados. Por suerte, desde hace treinta años, la AACIC siempre está”

Estos impactos son, por ejemplo, cuando nos deben operar otra vez, cuando nos debe venir la menstruación, cuando queremos ser madres, cuando tenemos el cambio de un tratamiento, cuando tenemos que pasar una prueba, cuando sale un nuevo medicamento y lo tenemos que sustituir por el que ya tomábamos…

Cuando llamamos a AACIC, muchas veces, es porque estamos preocupados por alguna noticia, resultado o comentario que no esperábamos y que no sabemos cómo asimilarlo. Por suerte, desde ya hace treinta años, AACIC siempre está. Ahora también está presente desde el inicio, cuando el paciente aún es un feto. Treinta años sin parar, la última investigación que la AACIC ha presentado ha sido el impacto del diagnóstico en la pareja. Cuanto más preparados, informados y serenos estén los progenitores, más fácil lo tendrá el niño o niña para evolucionar y entender, cuando pueda, su cardiopatía y su entorno. Mis padres, mi familia y yo no tuvimos una AACIC en nuestras vidas, y agradezco de corazón su existencia.

Todos y todas estamos expuestos al impacto, y éste no distingue entre mayores y pequeños; por eso hemos querido publicar una revista que hable en detalle, desde la visión de los expertos a la visión de personas que, como vosotros y como yo, lo vivimos día a día. Encontrareis varias maneras de aliviar los impactos que deben venir y conseguir que sean menos intensos y más fáciles de vivir. Espero de todo corazón, que su lectura os ayude.

 

Carme Hellín González
Presidenta de AACIC

 

Este artículo forma parte de la Revista 29 de la Asociación de Cardiopatías Congénitas (AACIC) y de la Fundación CorAvant.


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Masiel Hernández y la oveja… ¡encarrilada!

AACIC presentó una solicitud al Programa de Garantía Juvenil. Es un programa de prácticas remuneradas para estudiantes que de esta manera adquieren experiencia laboral. “De las tres empresas que escogí, la AACIC fue mi primera opción. Y fue la primera que me llamó para hacer una entrevista”, dice Masiel. En diciembre de 2019 se acabó el contrato-beca. ¡No hubo fiesta de despedida! Porque propusieron si quería quedarse. Fue una conversa corta. Dijo que sí: “Y aquí estoy!”.

Me sorprende que me diga: “El primer día que vine a la AACIC, todo el mundo me hablaba en catalán”.

“Es que mi lengua materna es el castellano”, me aclara. Ni me había pasado por la cabeza que el catalán no fuera su lengua materna. Lo habla perfectamente. De golpe me suelta: “¡Es que soy cubana!”. (¡Sorpresaaaa!). Masiel tiene veintiocho años y llegó a Barcelona con sus padres cuando en tenía catorce. ¡Así que en este momento ha vivido tantos años en Cuba como en Barcelona! Ha estudiado Ciencias políticas en la Universitat Autònoma. “…y de la Administración”, remarca ella. “En la carrera se hace economía, derecho, se estudia cómo funciona la administración. He hecho asignaturas que son útiles para trabajar en una entidad como la AACIC”.

Antes de acabar la carrera, fui a los Estados Unidos. ¡Estuvo dos años! Por eso de reforzar el inglés. ¡Al llegar, comprobó que en Miami se hablaba más castellano que inglés! Hizo de cajera en un pequeño, pero prestigioso supermercado de productos españoles de importación. “Era un comercio muy conocido, pero no tenía muchas oportunidades de hablar en inglés, en ese trabajo, y no me gustaba mucho.” También trabajó en una entidad que ayudaba a personas en situación vulnerable a tramitar el “medicare”, el programa de seguros médicos para personas con pocos recursos que impulsó el presidente Obama. “En esta entidad sí que hablaba en inglés”. En la aventura americana también hubo un chico, pero es una historia que se acabó.

Hablemos de su trabajo en AACIC. ¿A qué te dedicas, en concreto?

“Estoy en el área de administración. Somo cinco personas. Tenemos las labores de cada una bien definidas. Así no nos pisamos. En este momento llevo la base de datos. Es nueva. Hay mucho Trabajo por hacer. Estoy trasladando los datos y comprobando que todo esté actualizado. A parte de esto, gestiono el correo electrónico y el postal, hago el seguimiento de las reuniones de la junta y del patronato de CorAvant, controlo los recibos, me ocupo de los certificados, de la lotería de Navidad…”

¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo?

“Disfruto mucho preparando la Festa del Cor en el Tibidabo y en Port Aventura, y la Trobada de Famílies. Y eso que nos conlleva mucho Trabajo a todas. Piensa que normalmente yo no hablo con las familias como lo hacen las psicólogas. En la Festa del Cor o en la Trobada la gente se me acerca, me explica cómo están y como les ha ayudado la AACIC. Es emocionante. Son unos días agotadores, pero para mi son los mejores días del año.”

Masiel también ha pasado momentos delicados de salud. y no me refiero a la rodilla. Hace unos años sufrió una trombosis… Pero, de eso, ya os hablará ella, cuando sea el caso.

“Con las amigas comentamos como nos va el trabajo. Me dicen que he tenido suerte, yo. Me siento apoyada, aquí. Alguna vez que he tenido la necesidad de compartir alguna preocupación de carácter personal, notaba que me escuchaban. Podemos hablar de todo entre nosotras. ¡Las amigas dicen que esto no es lo normal en el trabajo!”.

Me surge una curiosidad: Por cierto, ¿cómo es que vinisteis a Barcelona en concreto?

“Tenemos una tía aquí. Es doctora. Mi padre y mi madre enfermeros, los dos.” ¡Vaya! Se me acude preguntarle: “Con toda la familia dedicada a labores relacionadas con la salud, ¿cómo se te ha ocurrió estudiar políticas?”. Ella se rie. Suelta una carcajada de eses que se contagian. “Soy la oveja descarrilada de la familia”, dice. Paradójicamente, Masiel trabaja en una entidad del ámbito de la salud. ¡Puede ser muchas cosas, pero de oveja descarrilada no tiene nada!

¿Donde, de Cuba, naciste concretamente?

Decidida responde: “En la Habana”.

¿ Y qué hechas de menos del país donde naciste?”

“Algunos familiares que tengo por allí, las frutea, las playas y que celebran las pequeñas cosas de la vida, como que casi nadie tiene nada, se comparte todo en comunidad.”

La Masiel es la última incorporación al equipo de la AACIC. Y es la benjamina.

 

Jaume Piqué i Abadal
Periodista, colaborador de la entidad


Vivir aquí y ahora

Somos el 8% de la sociedad, al menos aquí en Barcelona, pero los medios de comunicación solo hablan de nosotros de vez en cuando, como pasa con las personas con enfermedad mental, para aumentar el estigma o para mostrarnos como superhéroes, cuando muchos de nosotros no hacemos grandes gestas, con sobrevivir ya tenemos bastante.

La Convención de la ONU de 2006 reconoce los derechos de las personas con discapacidad y dice que tenemos derecho en la vida independiente y a escoger como y donde vivir, y en nuestro país ¡se nos deriva a las políticas de dependencia!

El gobierno lleva muchas reuniones para sacar la palabra «inválido» de la Constitución y todavía no lo ha conseguido.

La sociedad cambia y las personas nos hemos hecho más independientes. Ser dependiente a cargo de la familia hoy es un valor rechazado. Es un horror para la persona cuidadora tener una obligación que, a día de hoy, pienso que finaliza, por agotamiento, en la crianza de los niños. Es un horror para la persona cuidada, porque no puede decidir ni cuando, ni como; y muchas veces es una situación de poder, de una persona sobre la otra.

Nosotras creemos que no es tan complicado. Estamos de acuerdo que nos incapacita el entorno, aquí radica nuestro problema y de aquí podrían partir nuestras soluciones. Tener un entorno que capacite supone tener un lugar para vivir, para trabajar, para ir a los lugares, para relacionarnos y desarrollar nuestro potencial personal, como cualquier miembro de la sociedad.

Solo nos hace falta algún profesional y/o animal o herramienta para complementar aquello que no podemos hacer: un asistente personal, que nos echa una mano con las tareas básicas o que nos ayude a entender, tanto para la discapacidad psíquica como para las personas con enfermedad mental, que, además, también colabore con el autocuidado y en las actividades instrumentales; un traductor de lengua de signos, en el caso de las discapacidades auditivas; un perro y la escritura braille, para las personas con discapacidad visual; documentos de comprensión fácil, adaptados para quienes lo necesiten… Todo esto está muy poco desarrollado, los políticos que gestionan los recursos no lo saben.

Creo que hace falta mucha divulgación y sensibilización, la sociedad tiene que conocer nuestra situación y por eso tenemos que ser capaces de explicarla. Yo he escogido el camino del activismo y todavía me sorprende que seamos tan pocos y, en ocasiones, poco avenidos. ¡En casa no nos llevarán las soluciones!

La sociedad tiene que saber que lo que necesitamos es indispensable para nosotras pero que también mejora la vida del resto de las personas. Todas nos haremos mayores, podemos tener accidentes con discapacidades sobrevenidas y todas nos podremos beneficiar de una sociedad que tenga las ayudas previstas, una sociedad inclusiva.

 

Letícia Esporrín
Miembro de la Junta Directiva de ECOM

 

 

Este artículo forma parte de la Revista 28 de la Asociación de Cardiopatías Congénitas (AACIC) y de la Fundación CorAvant, dedicada a la importancia de vivir el presente.

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Relajarte, una forma de vivir el ahora y el aquí

La mayoría de las veces que experimentamos estos síntomas, tanto físicos como mentales, lo que queremos es huir, y muy pocas veces intentamos entender y aceptar qué es lo que nos está pasando.

¿Sabías que cuando empiezas a tomar conciencia de las sensaciones del cuerpo, los pensamientos que tienes sobre el dolor y las emociones que desencadenan es cuando el sufrimiento se reduce?

Desde la Asociación de Cardiopatías Congénitas (AACIC) y la Fundación CorAvant somos conscientes que vivir y convivir con una cardiopatía congénita puede provocar angustia y sufrimiento, sobre todo cuando llegan momentos significativos en el tratamiento de la patología: cuando te dicen que tu hijo o tu hija nacerá con una cardiopatía, cuando de mayor te comunican un cambio en tu estado de salud, con la llegada de una nueva intervención quirúrgica, o con el proceso de aprendizaje de convivir con tu cuerpo y aceptar tus limitaciones.

Es muy importante ser consciente de todo esto y darte cuenta que tus problemas físicos y emocionales pueden ser derivados de la carga que puede suponer en algunos momentos luchar contra esta enfermedad crónica. Es por eso que tenemos que cuidar nuestro cuerpo, atender las señales de malestar que nos envía y poner remedio o, como mínimo, conocer como podemos soportar mejor estos momentos difíciles.

La importancia de relajarnos

La práctica de la relajación puede ser una buena manera de hacer frente a este desgaste físico y emocional, a las situaciones que nos desbordan, puesto que nos permite desconectar por un momento de las dificultades cotidianas y centrarnos en un rato de paz y serenidad. Las técnicas de relajación son muy beneficiosas para controlar el estrés y la ansiedad, y, además, fortalecen nuestras defensas.

Cuando nos relajamos estamos en un momento de conexión interna que nos facilita ser conscientes de la relación que tenemos con nuestro cuerpo y nuestra mente. Este estado nos ayuda a conocernos mucho mejor y a poder hacer cambios para mejorar nuestro estado de salud físico y emocional.

Si practicamos de manera habitual la relajación, conseguiremos sentirnos en calma, aumentaremos la autoconfianza y la autoestima, y tendremos más seguridad y capacidad a la hora de afrontar las situaciones complejas que nos puedan venir. La relajación, pues, nos ayuda a mejorar nuestra calidad de vida en general.

Taller de relajación Cuerpo y Mente

¿Te gustaría practicar la relajación y no sabes por donde empezar?

Desde AACIC y la Fundación CorAvant te ofrecemos el Taller de relajación Cuerpo y Mente en formato virtual. Se trata de un taller de una hora en la semana, que se hace en pequeños grupos (mínimo 5 personas y máximo 20).

Este taller está dirigido a personas jóvenes y adultas que viven con una cardiopatía, a padres y madres que tienen un hijo o una hija que tiene una cardiopatía y al público en general.

Durante las sesiones practicamos ejercicios de corrección postural y de estiramientos de las diferentes partes del cuerpo, la respiración consciente y la visualización, para conseguir un estado de bienestar físico, mental y emocional. Al final de cada sesión, todas las personas que quieran pueden compartir con el resto del grupo su experiencia, valorar las sensaciones vividas y el beneficio obtenido con la práctica del taller.

Es un momento de placer, de desconexión física y mental. Es una sensación muy agradable.

Desde que lo practico con continuidad duermo mejor, tengo menos estrés.

Ahora conecto mejor con lo que estoy sintiendo físicamente y mi cabeza ya no se me va hacia otra cosa, estoy más concentrada.

 

 

Este artículo forma parte de la Revista 28 de la Asociación de Cardiopatías Congénitas (AACIC) y de la Fundación CorAvant, dedicada a la importancia de vivir el presente.

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Digamos sí a las pequeñas cosas…

Y se preguntan: ¿Cómo puede ser que personas que tienen tantas dificultades en su día a día puedan ser felices?

La respuesta podría ser que hay personas con discapacidad, y no todas, igual que personas sin una aparente problemática, que saben vivir y disfrutar de las pequeñas cosas que les lleva la vida.

¿Y cómo se hace esto?

Muchas veces esta actitud positiva es parte del carácter, pero en la mayoría de los casos es algo aprendido. Se trata de vivir el ahora y el aquí y valorar las pequeñas cosas que llegan y no olvidarnos de ellas perdidos en la busca de una felicidad absoluta que no llegará nunca.

La filosofía de vivir la aquí y la ahora es antigua, pero últimamente parece que ha vuelto a ponerse de moda y la práctica del mindfulness gana adeptos por instantes.

Más allá de las modas, hay varios estudios que avalan científicamente los beneficios de esta práctica: mejora la salud física y mental, reduce el estrés y la ansiedad, reduce el dolor crónico, etc.

Vivir el aquí y el ahora quiere decir poner el foco en aquello que estamos haciendo en el momento que lo hacemos y prescindiendo de todo el resto, focalizarnos en el momento presente, olvidando el pasado y el futuro, y esto nos ayuda de varias maneras: para un profesional, es la forma de concentrarse a hacer su trabajo de la manera más eficaz y correcta posible; para una madre o padre, significa dar la atención a su criatura como si no hubiera nada más en el mundo; para una amiga, significa mirar a los ojos a la persona que le está explicando alguna preocupación, dándole presencia.

Esta manera de vivir parece fantástica para las personas en general, pero, para las personas con discapacidad, también les tiene que aportar beneficios, ¿verdad?

Tener una discapacidad que te limita genera una gran ansiedad y estrés; las trabas del nuestro entorno nos pueden hacer perder la paciencia y generar sentimientos de impotencia que nos lleven a la depresión; el dolor físico con el que tenemos que bregar cada día nos puede llegar a abrumar y a imposibilitar de hacer vida normal; y un largo etcétera.

Viendo personas con discapacidad que se muestran felices y disfrutan de la vida surge la pregunta: ¿es que su discapacidad es menos intensa e incapacitante que otra? ¿O es la actitud con que se lo toman la que marca la diferencia?

He escuchado a menudo que la felicidad es una actitud, es disfrutar de los pequeños momentos de la vida, se trata de ir haciendo pequeñas cosas que al final harán un gran que. Como ir poniendo granitos de arena que al final formarán una duna. Dicen que un elefante te lo comes pedazo a pedazo, ¿verdad?

Si no sabemos cómo hacerlo, podemos probar lo que dice un amigo mío: «Di que sí a las pequeñas cosas: cuando alguien te pide algo fácil de cumplir como quedamos para hacer un café, ven a jugar conmigo, mama…; sonríe que el día es bonito; o envía un ‘mensajito’ a aquel amigo del que parece que te has alejado últimamente…»

Si dedicamos nuestra energía y amor, si nos enfocamos en el momento ahora y aquí, no sé si podremos decir que somos felices, pero sí que hemos puesto toda nuestra energía a hacerlo posible y esto ya cuenta! ¿Lo probamos?

PD. Vivir el aquí y el ahora también implica reivindicar los derechos de una forma asertiva y creando red. Esta tenacidad reivindicativa también se tiene que vivir y aporta felicidad, pero sin dejar de disfrutar del resto de momentos. Nos entendemos, ¿verdad?

 

Esther Jolonch Olaortua
Vicepresidenta de COCEMFE Catalunya y directora de la Fundació Catalana per a la Paràlisi Cerebral

 

 

Este artículo forma parte de la Revista 28 de la Asociación de Cardiopatías Congénitas (AACIC) y de la Fundación CorAvant, dedicada a la importancia de vivir el presente.

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Conectar con el ahora y aquí a través del juego

Todo esto hace que los niños y las niñas adopten varias actitudes como pueden ser: sentirse enfermos, abandonados por su familia, no entienden que para estar bien tienen que estar solos, tienen miedo, están tristes, se sienten culpables, muestran su rabia… Estas alteraciones en su estado anímico también pueden influenciar en su enfermedad física y hacer que el proceso de recuperación de su salud resulte perjudicado.

Con el proyecto Hacemos más agradables las estancias en el hospital, desde  AACIC, Asociación de Cardiopatías Congénitas, creamos una actitud positiva ante la experiencia de hospitalización a través del juego, el entretenimiento y la atención emocional para conectar con el ahora y aquí.

Desconexión

Es muy importante fomentar espacios de juego en el hospital donde niños, niñas, chicos y chicas puedan desconectar de la situación que están viviendo para ayudarlos en su proceso de recuperación.

Aceptación

A pesar de que buscamos que se evadan, también queremos que acepten su nueva situación y los cambios que se han producido en su vida de una manera agradable, en medio de un clima de diversión y desconexión.

Expresión

Creamos un espacio donde niños, niñas y adolescentes pueden desfogarse y expresar sus emociones (tristeza, rabia, ira, miedo…) a través del juego y las manualidades.

Adaptación

Talleres personalizados segundos las necesidades específicas de cada niño y su familia.

Conexión

Promovemos espacios de ocio terapéutico con actividades centradas en un presente más agradable y divertido. Además, acercamos el mundo exterior a los niños con actividades específicas según las festividades y la época del año del momento presente: Nadal, Carnaval, Sant Jordi, verano…

Comunicación

Potenciamos la comunicación entre el voluntariado, los niños, niñas y adolescentes, y las familias para promover el tratamiento de temas de actualidad y para que puedan preguntar y tomar conciencia del mundo que los rodea.

También existe un contacto directo y periódico con las voluntarias y voluntarios para valorar la respuesta de las actividades que llevamos a cabo en el hospital. De este modo, reflexionamos sobre el éxito de los talleres a partir de su observación y aplicación. Es importante tener en cuenta el presente y la realidad de cada planta y de cada habitación para ofrecer los talleres que puedan gritar más la atención a cada niño, niña y adolescente.

La comunicación con las familias nos permite conocer las necesidades actuales de cada una y esforzarnos para darles una respuesta adecuada e individualizada.

«Todos vivimos una misma realidad, pero con perspectivas y experiencias diferentes.»

 

Este artículo forma parte de la Revista 28 de la Asociación de Cardiopatías Congénitas (AACIC) y de la Fundación CorAvant, dedicada a la importancia de vivir el presente.

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¿Qué es comunicación? Hablamos con Berta Giménez Anaya

Cuando AACIC acordó crear la fundación CorAvant, se puso en contacto con DEC, una agencia de publicidad, con el propósito de crear una imagen corporativa que reflejara las diferencias y también los vínculos entre AACIC y CorAvant. Berta fue la persona de DEC que gestionó este encargo, a raíz del cual van crearse los logotipos de las dos entidades tal como los conocemos ahora.

Poco después, AACIC tentó Berta. En aquel momento hacía falta una profesional que se ocupara de los temas de comunicación y dijo que sí.

Berta, ¿te lo tuviste que pensar mucho?

«Lo justo. El trabajo en una agencia de publicidad es muy atractiva, pero también altamente competitiva. Agresiva, a veces. A la agencia, yo era la que gestionaba las relaciones con las entidades clientas. Ya lo tenía por mano. Aquí, he podido aplicar mis conocimientos sobre la comunicación de una manera más amplia. Para mí, esto es más satisfactorio». Ahora comparte esta tarea con la escritora y periodista Maria Valldeneu.

¿Qué es la comunicación para ti?

«Resumiéndolo: primero definir a quién te quieres dirigir, el público, por qué, los objetivos, qué quieres decir, los mensajes a transmitir… Y elegir los canales adecuados de forma que los mensajes lleguen a cada público determinado». Parece lógico. «Lo complicado es definir, de manera muy concreta y clara, los objetivos, y cómo tienes que hablar con cada público». ¡Lo capto!

Cuando entraste a AACIC las redes sociales no tenían la importancia que tienen ahora.

«Es cierto. Y la eclosión de las redes sociales nos ha beneficiado». ¿En qué? «Nosotras no podemos invertir en grandes medios para llegar a un público amplio, pero el entorno digital nos permite llegar a muchas personas concretas de una manera específica, haciendo llegar a cada una de ellas aquello que sabemos que le interesa o que necesita». Personas concretas, lo que interesa a cada una o necesita… Diría que esto quiere decir más trabajo. «¡Suerte que somos dos personas! Maria se ocupa de las redes y la web, y yo de la parte más estratégica y las herramientas clásicas: carteles, folletos, campañas, de la comunicación más interna; pero compartimos tareas cuando hace falta… Como La Revista».

Ahora que sale La Revista, ha ido cambiando con los años, ¿verdad?

«Sí, antes había más presencia del día a día. Este tipo de información hoy la podemos difundir a través de las redes sociales y la web, prácticamente al momento. Así que La Revista ha acontecido una herramienta de divulgación a otro nivel». Sí… Encuentro que ¡hay más información de fondo! «¿Te puedo contar una anécdota?» ¡Adelante! «Cuando hicimos los 25 años, hicimos un número especial de La Revista que recogía los veinticinco mejores artículos desde el primer boletín. Los revisamos a fin de que la información fuera actual y útil. ¿Y sabes qué? No tuvimos que retocar prácticamente nada, solo algún dato». Esto que dices refuerza mi creencia que CorAvant y  AACIC han sabido posicionarse como un referente en las repercusiones de las cardiopatías congénitas y otras enfermedades del corazón.

Berta, dime si tengo razón… Otra cosa que caracteriza AACIC es que es una entidad con una base social de familias asociadas muy comprometidas.

«Cada familia se involucra a su manera. Esto es muy personal. ¡Y lo respetamos mucho! Pero es cierto que con los años hemos acumulado experiencia en la organización de actos. Así que cuando alguien nos sugiere organizar una actividad en su pueblo, en una ciudad, o en una escuela, tenemos las herramientas para hacérselo fácil. Nosotras hemos bautizado estas personas como ‘voluntariado motor’. Hay personas que ya se espabilan solas. A otras que no tienen tanta experiencia o recursos las acompañamos de más cerca, paso a paso. Hay territorios donde hay más conciencia y las familias se involucran más.»

Hablando de familias. ¿Qué piensa tu familia del trabajo que haces?

(¡Berta se ríe!) «Siempre me han apoyado, les gusta que les explique qué hago en el trabajo, cómo me va, y cuando hacemos un acto solidario, muchas veces me acompañan. Saben que es importante para mí, y me apoyan».

Tienes dos hijos adolescentes. ¿Son diferentes de como eras tú a su edad?

«Sí. Creo que sí. Encuentro que mis hijos están más informados, tienen más curiosidad por todo. Son personas con quien podemos hablar de todo. Las sobremesas de casa son muy jugosas. estoy contenta de como se están haciendo adultos.»

Y tiempo para ti. ¿Tienes?

«¡Sí, claro! Los fines de semana, las vacaciones…» ¿Y qué haces? «Me gusta salir a correr o a andar con mi pareja.»

Ah, ¿así que eres una ‘runner’?

«¿Runner? No, ¡yo diría que no! Pero me gusta hacer ejercicio.»

¿Y andas con auriculares escuchando música?

«Llevo auriculares, sí, cuando voy sola; pero no escucho música. Escucho la radio. Me gusta escuchar la gente como habla, que me expliquen historias.»

Berta Giménez Anaya, la primera persona que conozco que cuando sale a correr escucha programas de radio o podcasts ¡en vez de música! Hasta hace poco llevaba un transistor pequeño que ya ha cambiado por el móvil. ¡Me pregunto si correr así le inspira!

 

Jaume Pique Abadal
Periodista, colaborador de la entidad


Vivir el aquí y el ahora

A pesar de que saber disfrutar del momento presente parece una obviedad, son muy pocos los que lo consiguen. Nos hemos acostumbrado a vivir rememorando el pasado o imaginando el futuro, eludiendo el hecho de que la vida se reduce en el momento presente; en definitiva, nuestra mente pasa parte de la vida estancada en el pasado o pensando en el futuro. No es malo recordar momentos pasados, sean buenos o malos; el problema surge cuando revivir el pasado se vuelve una costumbre, cuando quedamos anclados en el pasado y no conseguimos sentirnos bien en el momento presente. Es fundamental aprender a centrar nuestra atención en el ahora y entender que el pasado y el futuro son realidades en las cuales no podemos intervenir. El presente es todo lo que existe, es la única realidad que tenemos a nuestro alcance. No siempre es necesario disfrutarlo, pero sí que es fundamental ser conscientes de lo que está sucediendo en todo momento.

Vivir el momento presente implica afrontar con actitud abierta todo aquello bueno y malo que nos pasa, aprender a reconocer nuestras emociones y sentimientos, y aceptarlos tal como son, siendo capaces de evitar que la tristeza o la añoranza por el pasado, o la ansiedad y la incertidumbre del futuro nos paralicen. Durante años se nos ha enseñado a controlar las emociones, sobre todo a evitar el dolor emocional. Las emociones no se pueden rehuir ni se tienen que controlar; si las sentimos es por algún motivo, e identificarlas y gestionarlas nos ayudará a vivir en plenitud y disfrutar del aquí y el ahora. Dejar atrás el pasado, evitar controlar todo aquello que nos pasa y poner la atención plena en cada cosa que hacemos, nos ayudará a disfrutar de forma consciente, despierta y atenta. Saborear lo que comemos con todos nuestros sentidos, apreciar las texturas, oler los aromas de la natura y apreciar todos los colores de nuestro alrededor, nos ayudará a experimentar bienestar y plenitud de vivir el presente, y acontecerá una de las claves de nuestra salud mental.

 

Griselda Fillat
Presidenta de la Fundación CorAvant

 

Este artículo forma parte de la Revista 28 de la Asociación de Cardiopatías Congénitas (AACIC) y de la Fundación CorAvant, dedicada a la importancia de vivir el presente.

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«El momento presente es el único que tienes, haz del ahora el centro fundamental de tu vida»

«Nada pasó en el pasado; pasó en el ahora. Nada pasará en el futuro; pasará en el ahora.

Lo que piensas que es pasado es un registro almacenado en tu mente de un ahora anterior. Cuando recuerdas el pasado, activas un registro de la memoria y lo haces en la ahora. El futuro es un ahora imaginado, una proyección de la mente. Cuando llega, lo hace como un ahora.»

La mente hace demasiado ruido

Tal y como dice Marc Allen en el prólogo de El poder del ahora, nos dejamos llevar demasiado por nuestros pensamientos y las expectativas:

«Los problemas no los crean los otros ni el mundo de allá afuera, sino nuestra mente con su incesante flujo de pensamientos, recuerdos del pasado y preocupación para el futuro. Cometemos el gran error de identificarnos con nuestra mente, pensando que somos ella cuando, de hecho, somos seres mucho más grandes.»

Eckhart Tolle dice:

«¿Por qué la mente se resiste al ahora? ¿Por qué lo niega? Porque no puede funcionar y conservar el control sin el tiempo que es pasado y futuro, de forma que percibe el ahora intemporal como una amenaza. Tiempo y mente son de hecho, inseparables (…) Necesitamos la mente y el tiempo para funcionar, pero llega un momento en el que se apropian de nuestras vidas y es entonces cuando se instaura la disfunción, el dolor y el sufrimiento.»

Observar las emociones

Indignación, rabia, injusticia, incomprensión son algunas de las emociones que todas y todos podemos sentir cuando recibimos una noticia relacionada con una enfermedad, como puede ser una cardiopatía, o bien cuando hay un cambio en el estado de nuestra salud, o nos estamos preparando para una intervención quirúrgica.

Observar estas emociones es tan importante como observar nuestros pensamientos. Practica el hábito de preguntarte: ¿qué está pasando dentro de mí en este momento? Pero sin analizar, simplemente observa, enfoca tu atención adentro, siente la energía de la emoción que estás teniendo.

La queja productiva

Tolle dice:

«Observa tu queja –ya sea de palabra o de pensamiento– de la situación en la que te encuentras, de lo que los otros dicen o hacen, de tu entorno, de tu situación de vida, incluso del tiempo. Quejarse siempre es no aceptar y comporta una carga de inconsciencia y negatividad. Cuando te quejas, te conviertes en una víctima; cuando te expresas, asumes tu poder; por lo tanto, cambia la situación emprendiendo una
acción o expresando lo que piensas siempre que sea posible o necesario; abandona la situación
o acéptala.

¿Estás preocupada o preocupado? ¿Acostumbras a pensar en que pasaría sí…? Entonces estás identificado con tu mente, que se proyecta en una imaginaria situación futura y genera miedos. No hay manera de poder afrontar esta situación, porque no existe. Es un fantasma mental. Puedes pararlo volviendo a tomar conciencia del momento presente (…) El único con lo que tienes que liderar en la vida real es este momento. Pregúntate qué problema tienes ahora mismo, no el año que viene, mañana o ¡de aquí cinco minutos! ¿Qué es lo que está mal en este momento?»

La clave de todo esto se encuentra en la seguridad y la confianza de tener claro quién eres tú y dónde eres ahora.

Conectar con el momento presente es aceptar

La cardiopatía forma parte de tu situación de vida, sí, y en palabras de Tolle:

«Te tienes que centrar en este instante y evitar etiquetar la enfermedad porque esta quede reducida a uno o varios de los siguientes factores: dolor físico, debilidad, incomodidad o incapacidad. Y con esto es lo que te tienes que centrar ahora, y no en la idea que estás ‘enferma’ o ‘enfermo’. Saca tiempo a la enfermedad.»

Conectar con el momento presente es aceptar, sí, pero no es la aceptación absoluta de cómo estás o que te pasa en este instante; siempre es importante que tengas una perspectiva de futuro encarada en el proceso y tu responsabilidad individual de hacer que las cosas mejoren.

Si quieres que las cosas cambien, pregúntate qué puedes hacer tú para mejorar la situación que no te gusta

Toda proyección es implicación y tomar decisiones de mejora.

Cuando pienses en el futuro, piensa en las posibilidades de mejora, y olvídate del futuro mágico, porque no existe. Piensa en planes, perspectivas que te ayuden, motiven y te ilusionen. Practica el pensamiento positivo: tienes un futuro, y no tienes que pensar que te morirás.

Vive en el aquí y el ahora, pero pensar, por ejemplo, en que harás vacaciones puede ayudarte a vivir el presente; pero lo que no tienes que hacer es pensar que cuando estés de vacaciones estarás mejor que ahora.

Vivir el presente en tu día a día

Eckhart Tolle dice:

«Cada vez que subas o bajes las escalas de tu casa o del trabajo, pone mucha atención a cada peldaño, a cada movimiento, incluso a tu respiración. O cuando te laves las manos, pone atención a todas las percepciones sensoriales asociadas a esta actividad: el sonido y la sensación del agua, el movimiento de tus manos, el aroma del jabón… O cuando entres al coche, después de cerrar la puerta, párate unos segundos y ¡observa tu respiración! Toma conciencia de una silenciosa pero intensa sensación de presencia. Hay un criterio que te permite mesurar el éxito conseguido con esta práctica: el grado de paz que sientas dentro de ti.»

 

 

Este artículo forma parte de la Revista 28 de la Asociación de Cardiopatías Congénitas (AACIC) y de la Fundación CorAvant, dedicada a la importancia de vivir el presente.

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