Desde Cardioalianza trabajamos continuamente con el objetivo de mejorar la calidad de vida de todas aquellas personas de nuestro país que conviven con algún tipo de enfermedad cardiovascular.
Las temperaturas extremas impactan en la salud cardiovascular, porque lo que hacen es desestabilizar las personas que ya tienen problemas. Sabemos que tienen más riesgo las mujeres que los hombres.
Hablamos con las enfermeras Brigit García del Hospital Universitari Vall d’Hebron y Josefina Marín del Hospital Clínic de Barcelona.
Las enfermedades cardiovasculares nos pueden afectar a todos y pueden aparecer en cualquier momento. Según el Instituto de Estadística de Cataluña (IDESCAT), en 2020 fueron la primera causa de muerte en las mujeres y la segunda en los hombres.
El número de personas adultas con cardiopatía congénita se ha duplicado en los últimos años y, hoy en día, podemos decir que hay más adultos que tienen cardiopatía congénita que niños.
La preadolescencia y la adolescencia son etapas donde se intenta descubrir qué quieres ser en la vida, qué quieres hacer; también, de experimentar, de aprender y equivocarte, de caer y volverte a levantar y, para saberlo, tienes que conocer todo lo que te rodea. También es un momento de cambios y de dudas sobre muchos aspectos de la vida que no te habías planteado antes.
Cuando un niño nace con una cardiopatía congénita, él y su familia se enfrentan a un camino lleno de retos. Estos niños y niñas tendrán que aprender a convivir con un corazón que funciona de manera diferente y esto implica, no solo comprender su enfermedad, sino también desarrollar una resiliencia emocional que les ayude a gestionar las dificultades que puedan surgir a lo largo de su vida.
El nacimiento de una criatura es un momento muy significativo y emocionante en la vida de una persona, de gran ilusión y alegría. Marca el inicio de una nueva etapa y, a la vez, supone siempre un cambio en nuestra manera de vivir, de relacionarnos y de ver el mundo.
El nacimiento de un bebé siempre comporta un conjunto de cambios en la estructura familiar, pero si, además, existe el diagnóstico de una cardiopatía congénita, las parejas se encuentran ante una situación inesperada, desconocida y desconcertante.
Las personas con discapacidad estamos buscando nuestro lugar. Vivir con una discapacidad no es exactamente una falta de salud, es por eso que la sanidad no se ocupa mucho de nosotras. Tenemos unas necesidades pero los servicios sociales no tienen muchos recursos y hay demasiadas emergencias sociales.
Cansancio, dificultades de atención y concentración, cambios de humor, pensamientos tristes o pesimistas, ganas de llorar frecuentes, pérdida de interés por las cosas del día a día, dolor de cabeza, dolor muscular, dificultades para coger el sueño…, son algunos de los síntomas principales del estrés.
¿Las personas con discapacidad son más felices que el resto? Hay gente que me ha hecho notar como de felices se ven algunas personas con discapacidad.