Editorial

Dr. Sílvia Montserrat

«No te levantes cada mañana pensando en tu cardiopatía, piensa en las cosas que te hacen ilusión»

Hablamos con la doctora Sílvia Montserrat, coordinadora del CSUR (Centros, Servicios y Unidades de Referencia del Sistema Nacional de Salud) de la Unidad de Asistencia integral del adulto con cardiopatía congénita del Hospital Clínic de Barcelona.

¿Cómo crees que es de importante vivir el presente?

Yo siempre digo a mis pacientes que tienen que vivir en el ahora, que piensen en el presente y no en el futuro, porque no sabemos qué pasará. También les digo que miren lo que sí que pueden hacer y no lo que no pueden.

A quien tiene una cardiopatía leve, le digo que tiene buen pronóstico, que no se preocupe…, y se lo repito muchas veces, porque si no él se siente cardiópata desde que ha nacido. A quien tiene una cardiopatía más moderada, grave o compleja, le digo que la gente de mi edad ya no ha tenido las mismas opciones que ellos que tienen 20 o 30 años, porque realmente la cirugía y la tecnología han evolucionado y mejorado mucho. Y siempre les digo: «algún día quizás necesitarás operarte, pero ahora no te lo plantees porque, de momento, no hace falta, vive el ahora, y cuando sea el momento ya lo enfocaremos». Eso sí, les digo también que se cuiden y que no hace falta que quemen todas las cartas ahora.

Ahora he hecho un curso de psicología y nos enseñaron un poco a plantearnos qué tipo de paciente teníamos delante: un tierra, un aire, un agua, o un fuego; y según su tipo de personalidad, enfocar como le tienes que dar las noticias, sin engañar, porque estás diciendo el mismo, pero de la manera que ellos quieren.

Hasta ahora yo siempre les daba esperanza (yo soy aire), una puerta abierta, y me doy cuenta que hay gente que es mucho tierra y que lo que necesita es que le diga porcentajes, y yo, en cambio, le estoy diciendo aquello que a mí me gustaría que me dijeran en vez de ponerme en su lugar.

Qué curioso esto que explicas de los cuatro perfiles de personas: tierra, aire, agua y fuego. ¿Qué le dirías a una persona de cada perfil para alentarla a vivir el presente?

A quién es tierra le explicaría su situación de manera objetiva y con porcentajes, por ejemplo, de mortalidad, si es lo que me pide.

A quién es fuego también le diría de forma clara y concreta qué es lo que tiene o que le pasa, pero en este caso no harían falta porcentajes. En un primer momento, la información que recibirá, lo colapsará, pero el día siguiente ya organizará su vida en función de lo que le he dicho.

A quién es agua le explicaría suavemente las opciones que hay.

Y a quién es aire le daría siempre esperanza, le hablaría de las innovaciones, de los avances en medicina.

¿Y cómo podemos saber qué perfil es cada persona?

A la consulta yo veo muy claro qué perfil de persona tengo en frente, porque veo a menudo mis pacientes, les llevo un seguimiento, y en función de las preguntas que me hacen detecto qué perfil tiene cada uno. Por ejemplo: el tierra hace preguntas muy concretas, quiere saber qué le pasará, es reflexivo, pero también es tranquilo. El fuego es más reactivo, va más al grano. El aire es el más social, extrovertido y habla bastante. Y los que son agua son personas más introvertidas, sensibles, pausadas, que tienen la capacidad de tratar con la gente, y que acaban haciendo lo que ellos quieren.

En resumen podríamos decir que los más razonables son el fuego y el tierra. Y los más sensibles, el aire y el agua. Los perfiles más activos son el fuego y el aire; y los más introvertidos, el tierra y el agua.

Es curioso porque antes no me daba cuenta y ahora sí. Por ejemplo, puedo dar noticias a un fuego más fácilmente, porque directamente me pregunta. También me he dado cuenta que a las personas que son tierra no las tenía muy informadas, porque ellas buscan respuestas concretas y yo les hablaba de esperanza.

Lo que sí que digo a todas y a todos es que vivan el presente, esto está claro.

Vivir el presente, sí; pero ¿qué piensas de hacer una pequeña proyección hacia el futuro?

En la consulta siempre pregunto por los estudios, soy una pesada en que estudien, porque si no pueden trabajar haciendo tareas más físicas y son inteligentes, pueden despuntar en este ámbito. Siempre insisto en qué tener estudios es muy importante, en las oportunidades que te dan, en el hecho que tienen toda la vida por delante.

A la primera visita, también, hablo a las chicas del embarazo y del riesgo de la herencia de su cardiopatía; y a los chicos les comento que si algún día tienen un hijo, haremos un seguimiento del feto y miraremos también qué probabilidad de herencia tienen.

Estudios y maternidad/paternidad son dos temas que comento siempre pensando así de cara al futuro. Pero también siempre digo que se tienen que cuidar físicamente, que no consuman cosas extrañas, y que intenten hacer un poco de ejercicio.

La consulta es mucho ‘chula’, porque es una etapa muy viva, puesto que además de la cardiopatía también te hablan de sus amistades, del deporte, de parejas… Cada paciente es una explosión de energía. Pepi, que es la enfermera con quien estoy, siempre dice que la consulta es muy intensa emocionalmente. Y tiene razón. Lo es.

¿Qué consejo nos darías para empezar a aprender a vivir en el presente?

No te levantes cada mañana pensante en tu cardiopatía, piensa en las cosas que te hacen ilusión, que te llenan mucho más…

Cuando una cosa la piensas una vez y ya está, no te queda en la mente, pero si durante el día le das vueltas y más vueltas, al final se te queda grabada al cerebro y no hay manera de sacarla.

Un poco lo que tenemos que hacer es el esfuerzo de no tener el cerebro continuamente pensando que tienes una cardiopatía y los otros no la tienen. Ellas y ellos tienen otras cosas. Si sacas la cardiopatía de la ecuación o la apartas, puedes ser muy feliz; si la metes en medio, no te deja vivir.

Y yo creo que es un poco esto: piensa en el hoy y no pienses que te pasarán cosas negativas, porque todavía no te han pasado. El día que te pasen, ya las arreglaremos.

 

Esta conversación forma parte de la Revista 28 de la Asociación de Cardiopatías Congénitas (AACIC) y de la Fundación CorAvant, dedicada a la importancia de vivir el presente.

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