En casa no se hablaba de la enfermedad por miedo y desconocimiento. Ya de muy jovencita mi forma de vida, inconscientemente, fue vivir el momento, porque pensaba que no tendría futuro, que moriría joven, y no tenía proyectos futuros.
Con la edad y la experiencia he aprendido a vivir el presente desde la parte más romántica. Estoy aquí y estoy al 100%, acepto las cosas tal como son, tal como vienen, salgo de casa con una sonrisa y miro todo aquello que me rodea: la gente, las calles, el cielo… Pero no siempre es fácil, puesto que el pensamiento a menudo nos hace malas pasadas y es experto en hacernos dar vueltas y más vueltas a las cosas. Cuando esto pasa, yo tengo un mantra que me ayuda a tomar conciencia, a parar y volver a conectar con el presente: ‘cancela, cancela, cancela’. A mí me ayuda mucho. La relajación también es una de las prácticas que uso para dar reposo al cerebro y al corazón, porque después todo pasa factura.
Viviendo el momento me doy cuenta que tengo más ganas de hacer vida social, de dedicarme a los otros, de escucharlos, de entender y coger las cosas de otro modo. Vivir así me hace sentir libre, y viva, con fuerzas para compartir el ahora y aquí con las personas que quiero.
Carme Hellín González
Presidenta de la Asociación de Cardiopatías Congénitas (AACIC)
Este artículo forma parte de la Revista 28 de la Asociación de Cardiopatías Congénitas (AACIC) y de la Fundación CorAvant, dedicada a la importancia de vivir el presente.