Editorial

La investigación más difícil de todas las investigaciones

La revista de este año tiene como tema central la investigación; también esta columna. El día de Sant Esteve del pasado año murió Desmond Tutu, arzobispo anglicano de Ciudad del Cabo (Sud África). Tenía 90 años. En los años ochenta ya se planteaba el sacerdocio de las mujeres. Esto ya se merece mi atención.

Hablo de ello porque fue el impulsor de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación (1996). Reunía las víctimas de violaciones graves de los derechos humanos del régimen de segregación racial en Sud África, el apartheid. Los verdugos también fueron invitados para dar su testimonio y hablar de sus experiencias. Los testimonios audiovisuales que se han hecho públicos de ese tribunal son aterradores, pero también esperanzadores. Desde entonces, siempre que oía el nombre de Desmond Tutu, escuchaba con atención. La última vez fue el día de Sant Esteve.

El periodista John Carlin es un referente para conocer el periodo de transición en Sud África des del apartheid hasta la presidencia de Nelson Mandela. Carlin publicó un artículo en La Vanguardia con motivo de la muerte de Tutu. Escribe: “Durante los años ochenta, con Mandela aún en la cárcel, Tutu fue la voz de los sin voz y el motor de las protestas negras que se expandieron por todo el país. Exigía justicia a gritos pero nunca con rabia y siempre con el afán de entender, perdonar y no dividir. Y nos da un detalle  del carisma del arzobispo en una manifestación: “En su discurso ante los 30.000 Tutu dijo: ‘El señor de Klerk dice que no somos disciplinados. Bueno. A ver…’, se puso de puntillas y gritó: ‘¡Silencio! ¡Silencio, digo!’ Hubo silencio. Pasaron uno, dos, tres, diez segundos hasta que Tutu, siempre teatral, dio un salto, triunfan- te: ‘¿Oyó usted la caída de aquel alfiler, señor de Klerk?’. El público río, él se rió. Por enésima vez suavizó un episodio de alta tensión, a la vez humanizando al que sería el último presidente blanco de su país”.

La valoración que se ha hecho de la comisión de la verdad es en general positiva. También crítica. ¡El reto era titánico! La investigación más difícil de todas las investigaciones. ¡Y no imposible! Inspiró los estudios sobre mediación, resolución de conflictos, escuelas por la paz. Desmond Tutu, Premio Nobel, estuvo en Barcelona en 2014 para recibir el XXVI Premio Internacional Cataluña. La herencia de Tutu se reconoce en la resolución de conflictos contemporáneos en España. Quién sabe si su muerte nos inspirará de nuevo para resolver otros conflictos en curso. ¡Qué mejor homenaje podríamos hacerle!

Y como actualmente no eres nadie si no hablas de series, ¡os recomiendo una! Se trata de los organismos internacionales, los intereses de los países y la pacificación de conflictos. Se llama “Peacemaker” (Pacificador). Es una producción canadiense. Se puede ver en Movistar. La protagonista es una excelente Irina Björkulnd (Ann-Mari, en la serie, la pacificadora, en este caso). Tiene un final abierto, pero esperanzador. ¡¡¡ ¡ Pero atención si buscáis información de la serie en Google!. Los resultados que saldrán son de “DC Peacemaker”, un superhéroe decidido a acabar con los problemas del mundo a garrotes. Nada que ver con el honorable Desmond Tutu, “Un personaje lo más opuesto imaginable a la agria polarización que el mundo vive hoy, Tutu ofrece un ejemplo de grandeza, generosidad y buen humor para todos los tiempos.”, acaba Carlin en su artículo.

“Perdonar a alguien es perdonarse a sí mismo.”: palabras  de Desmond Tutú.

 

Jaume Piqué Abadal
Periodista, colaborador de la entidad