El Tercer Sector, entendido como el conjunto de organizaciones privadas sin ánimo de lucro que tienen como objetivo final conseguir la promoción de la persona, reducir las desigualdades socioeconómicas y evitar la exclusión social en nuestro territorio, aparece como un pilar esencial en la configuración del estado del bienestar en referencia al apoyo, el aprovisionamiento de bienestar social y la cobertura de necesidades de la sociedad en su conjunto; además de desarrollar un papel imprescindible en la consolidación de la democracia y la participación ciudadana, en el que está el sustentador y promotor de un modelo de sociedad centrada en los valores de solidaridad, justicia y de transformación social.
En la actualidad, el rol que ocupa en nuestro territorio lo convierte en un sector con un impacto social sin precedentes. A pesar de eso, el valor que generan tanto las organizaciones estructuradas como los movimientos sociales que lo componen, las actividades impulsadas y los miles de profesionales, personas voluntarias y la sociedad civil en general que las llevan a cabo, queda inmerso y indetectable en los medios de comunicación, en las mesas de diálogo entre agentes políticos y económicos, y entre la misma ciudadanía.
Vivimos una etapa convulsa que plantea nuevos retos para el sector. La confluencia de la estabilidad económica y monetaria, la llegada de la crisis sanitaria que comportaría importantes afectaciones en nuestras relaciones laborales y personales, el incremento de les desigualdades y la diversificación de urgencias sociales, y la menor disponibilidad de recursos por las vías tradicionales de financiación, entre otros, obligan a las organizaciones para emprender procesos de reorganización profunda y de refuerzo.
Por estos motivos, es imperativo disponer de datos realistas y objetivos que nos permitan visualizar la situación actual del Tercer Sector. Disponer de un diagnóstico de los problemas que atañen a las organizaciones y hacer propuestas de actuación coherentes con su realidad.
En retrospectiva, los primeros estudios que se publicaron sobre el Tercer Sector en Catalunya fueron en el año 2001 con el “Llibre Blanc de l’Economia Social a Catalunya1” que constataba la relevancia del impacto social del sector, y no fue hasta el 2003 con el “Llibre Blanc del Tercer Sector civico-social2”, que se dispuso de datos contrastados que lo dimensionaban y describían sus principales características. El contenido de este estudio fue de una relevancia incalculable para el sector y dio paso, en la década de los 2000, a una época de consolidación y crecimiento de sus estructuras organizativas; así como a la aparición de numerosas iniciativas y investigaciones que le dieron continuidad.
A pesar de todo, dimensionar el sector, obtener datos evolutivos y elaborar propuestas a partir de la investigación empírica son aportaciones que han ayudado a la articulación y han contribuido al reconocimiento del Tercer Sector y su tarea. Al mismo tiempo, han facilitado evoluciones del marco normativo y de diferentes líneas de acción política difíciles de imaginar hace 30 años.
A pesar de que existe un déficit crónico de planificación y evaluación de proyectos en el Estado Español y en Catalunya, son diversos los centros de investigación y otras organizaciones que destinan esfuerzo para la generación de conocimiento. Estas permiten poner a disposición del sector unas herramientas y recursos que faciliten a las entidades la toma de decisiones estratégicas, su gestión interna, acciones y actividades para la sociedad. Entre la cuales cobran especial importancia el análisis y obtención de datos periódicos y objetivos de un fenómeno o sector. Detectar los cambios, en el entorno social en el cual las entidades desarrollan su actividad, y analizar de qué manera les afectan; Entender las dinámicas que suceden en diferentes ámbitos territoriales y dibujar escenarios de futuro con un diagnóstico valorativo de los puntos fuertes y débiles que los caracterizan. El logro de estos hitos comporta, necesariamente, contar con una colaboración estrecha y directa con un amplio abanico de actores clave como las entidades del sector, la sociedad civil y las instituciones y administraciones públicas.
Además, la diversificación de estos conglomerados de agentes por lo que respecta a necesidades, objetivos y al despliegue en el territorio, continúa comportando, hoy en día, el gran reto de generar datos unificados del sector. Las iniciativas llevades a cabo, sin voluntad de desvirtuar los esfuerzos hechos, han tendido a elaborar con0tenido desde nichos particulares atendiendo a colectivos específicos o en zonas geográficas localizadas. Hecho que dificulta la identificación de un discurso compartido y de datos que permitan la comparación entre ámbitos que compartan múltiples problemáticas y que, actualmente, den respuesta de manera sectorializada.
Transformar la información en conocimiento es fuente de poder. Para mejorar la cobertura de las personas en situación de pobreza y riesgo de exclusión, consolidar la estructura y la cohesión dentro y fuera de las organizaciones, defender los intereses de la sociedad, para dotar de mayor visibilidad y reconocimiento al sector, impulsar iniciativas públicas que favorezcan la igualdad y la inclusión; por eso, y más, hace falta fomentar cualquier iniciativa desde el apoyo del método científico.
Bibliografía:
Camós, I., et al. (2001). Llibre Blanc de l’economia social a Catalunya. Generalitat de Catalunya, Departament de treball. https://treball.gencat.cat/ca/ambits/economia_social/recursos/publicacions/manuals/canal-intern/llibre-blanc-economia-social/
Castiñeira, A.; Vidal, P.; Iglesias, M.; Mirosa, O.; & Villa, A. (2003). Llibre Blanc del Tercer Sector Civico-Social. Generalitat de Catalunya. Departament de la Presidència.
https://www.tercersector.cat/sites/default/files/llibre_blanc.pdf
Alderic Mas Sala
Técnico de Investigación del Observatori del Tercer Sector i la Societat Civil
Articulo publicado en la Revista 27 de la entidad (mayo 2022)