Editorial

La adolescencia es el momento corazón, el momento de expansión hacia el mundo

Ruth Muñoz, dietista de medicina china.

La adolescencia es la época en que la persona tiene una subida muy potente de energía, una energía que va hacia al otro (física o mentalmente). Es una energía que no es para ti, es para conocer al otro y vivir la atracción, para reconocer las personas con las que quieres construir cosas, con las que quieres compartir tu vida.

La diferencia entre un niño y un adulto básicamente es la sexualidad. Y, si entendemos la sexualidad en su significado completo, vemos que va mucho más allá de la persona con la que tengo relaciones sexuales, la sexualidad es como vivo la atracción, el deseo en general en la vida.

Yo elijo a las personas que me atraen para construir mi vida con ellas, ya sea mi amigo, mi amiga, mi pareja… pero no sólo a las personas. La adolescencia también es el momento de elegir qué me hace vibrar en la vida: estudios, carrera, aficiones, etc. Es muy importante sentirte libre para poder elegir lo que te atrae y para que te sientas merecedor de alcanzarlo.

La sexualidad es la energía expansiva. Es lo contrario al miedo, que es energía contractiva. Si yo vivo una realidad amenazante desde que nazco y tengo metido el miedo en mi cuerpo, cuando llega la energía sexual me pueden pasar dos cosas: que explote en mí tanta energía y me pierda o que me reprima, precisamente por temor a que pueda ser malo.

La sexualidad del adolescente es el permiso para vivir lo que me gusta con consciencia. Es importante preguntarse, esto que me atrae: ¿pone mi vida en peligro? ¿pone mi dignidad en peligro? ¿Me está expandiendo hacia un lugar incomodo? ¿Es un lugar seguro para mí? ¿Estoy recibiendo algo que me nutre personalmente? o ¿Es pura excitación por el peligro?

Muchas personas que están acostumbradas a vivir la vida con adrenalina viven su vida hacia el extremo ¿Cómo se contienen los extremos? Centrándote en el corazón: en lo que te va bien, en lo que te da afecto, en lo que hace sentirte una persona completa.

¿Estás sintiendo amor, buen trato y puedes desarrollarte como persona y esta persona te potencia? Quédate. Si no, si la experiencia es incomoda, no repitas. Contacta con lo que sientes y pregúntate si vas a recibir amor, porqué si no te hará daño. Pero para saberlo tendrás que ir comprobándolo.

Muchas veces los padres tienen miedo que sus hijos sufran. Mientras estemos vivos, vamos a sufrir. Dejaremos de sufrir cuando vayamos aprendiendo a levantarnos de las caídas. Si intentamos desde la sobreprotección que nuestros hijos se queden en casa pensando que así no van a entrar en la zona de peligro, lo que va a pasar es que cuando salgan se vayan directo hacia allí.

Es muy importante ver a los padres como personas sexuales, como personas que saben lo que les gusta y son capaces de disfrutarlo, personas que les atrae la vida y aman vivir. Si mi madre niega la sexualidad y yo no, le estoy fallando. Porque si ella lo niega, es que está mal.

Mira cómo vives tus deseos y conforme tú lo vivas con alegría, libertad y afecto, el adolescente ya tendrá su referente, su punto de partida.

La adolescencia es el momento corazón, de descubrir y amar la propia vida, pasar de me relaciono con lo que tengo (familia) a me relaciono con lo que me gusta (amigos). Los padres no podemos estar pendientes toda la vida de lo que hacen nuestros hijos.