Es difícil afrontar el momento que te dicen que tu hijo tiene una cardiopatía y que no saben cómo saldrá adelante. Nosotros gracias a los avances de la ciencia lo supimos a las 24 semanas de gestación… y la verdad que aunque te provoca un gran bache, nos ayudó mucho a prepararnos por lo que podía venir y enfrentarnos a ello.
La cardiopatía que se le pronosticaba a Clara era grave, pero siempre estuvimos muy bien atendidos tanto por personal médico de la Vall d’Hebron como por los profesionales de AACIC, a quien siempre les estaremos muy agradecidos de por vida.
En el momento del nacimiento todo eran incertidumbres pero siempre teníamos la esperanza y confianza que aunque el camino podría tener muchos momentos difíciles y tropiezos, saldríamos adelante y que supondría muchos sacrificios que tendrían su recompensa.
Clara tuvo limitaciones del día a día hasta que se le pudo hacer la cirugía correctiva a los 2 años, pero tuvimos la suerte de que a pesar de su gravedad todo nos fue muy bien, de hecho los contratiempos que se le fueron presentando los fue superando.
Nunca hemos querido esconder su enfermedad a ella ni a nadie, ni las limitaciones que se le pueden presentar, por que creemos que esto le da seguridad y madurez para enfrentarse a ella. De hecho ella habla de su cremallera (cicatriz) como algo normal e incluso no tiene ningún problema si se le ve.
A pesar de que Clara está muy bien, somos conscientes de que todavía nos queda camino por recorrer y que no siempre van bien las cosas: se pueden girar de un día para otro, pero la sonrisa hacia ella no la debemos perder nunca, pues ella nos tiene como referencia…
No somos nadie para dar consejos, pero de esta experiencia que hemos vivido y seguimos viviendo sacamos una conclusión: hay que ser optimista y disfrutar cada momento. Los niños con cardiopatías y los que padecen enfermedades en general son un ejemplo para todos nosotros, tienen un espíritu de lucha admirable y nos lo demuestran día a día ante las adversidades, algunas difíciles, que les toca vivir.
Ahora Clara tiene 7 años, es una niña divertida, con mucho carácter, cariñosa, muy familiar, tiene muchos amigos, estudia piano, danza… pero por encima de todo lo que más le gusta y a quien más ama es a su hermana, quien siempre la ha protegido y la ha cuidado. Y lo más importante: es una niña muy feliz.
Mireia López
Dibujo que Clara hizo espontáneamente a los 3-4 años sobre su cremallera