Ya de muy pequeño me detectaron una estenosis aórtica valvular, por lo que cada año me hacían las pruebas de control y me recordaban que no me convenía hacer deportes de cardio (no pasar de 160 bpm) o isométricos (levantar pesas, etc.). Por mala suerte soy lo que denominan «un culo inquieto» y nunca les acabé de hacer caso. Hice desde tenis, a ciclismo, gimnasio, calistenia, kickboxing, muay thai, running, natación… ¡Un poco de todo! Ojalá hubiera estado un chico más sedentario. Pero no fue el caso y me tuvieron que operar mucho antes de lo previsto.
Hace un par de años ya me dijeron que tenía la aorta muy dilatada y que tenía que ir con mucho cuidado de no hacer esfuerzos. A partir de entonces empecé a portarme bien. Pero por más bien que me portara, de vez en cuando sufría algún mareo raro, por lo que decidimos operar. Me dijeron que ganaría con calidad de vida y que podría volver a hacer deporte. Aquello me motivó mucho por la operación y me hizo volver a soñar con todos los retos deportivos que tenía pendientes de hacía tiempo.
La primera operación (recambio de la válvula aórtica por una prótesis biológica y recambio de un corte de aorta) fue muy bien y en pocos días ya estaba en casa. Por mala suerte, en unas tres/cuatro semanas la prótesis se me infectó (endocarditis) y me tuvieron que volver a operar de urgencia. Con la segunda operación tuve que estar una temporadita (2-3 meses) en el hospital por un tratamiento de antibióticos endovenoso (cada 4 horitas me tenían que inyectar un cóctel por una vía central). Por mala suerte esta segunda operación tampoco acabó de quedar del todo bien, la bacteria hizo un par de agujeros muy cerca de la prótesis y los cirujanos no los cerraron.
Los cardiólogos ya me han dicho que no haga nada de deporte, que hay riesgo que los agujeros se hagan más grandes y esto implicaría varios problemas graves. Sin duda esto volvió a ser un golpe duro, puesto que estaba todo ilusionado para volver a correr, subir montañas, etc. De todos modos, en la vida hay otras muchas cosas para hacer. Me he aficionado al yoga, la meditación, la música (estoy aprendiendo piano y guitarra) y este año tengo pensado ¡aprender a bailar! Cosas que no me habría ni planteado si hubiera podido volver a hacer deporte. ¡Siempre se tiene que ver el lado positivo!
Sin duda ha habido un antes y un después. Me cojo la vida con mucha filosofía y optimismo. Ha sido una experiencia que me ha hecho vivir mucho más en el presente y estar más consciente y agradecido por todo lo que nos rodea.
Y por más alocado que suene, agradezco haber nacido con un corazón roto y de haber pasado por toda esta experiencia, me ha modelado y me ha hecho ser como soy, entre otros, más valiente, resiliente, optimista y positivo.
Un fuerte abrazo a todos los compañeros y compañeras cardiópatas. Sin duda tenemos unos corazones «edición limitada».
Maurici