Actualidad y experiencias

Ramon Presas i familia

«No hay ningún mal, que cien años dure»

Ramon Presas, tesorero del AACIC, nos comparte su reflexión sobre cómo vivieron el confinamiento con su familia. Esta reflexión está publicada en la Revista 26 de nuestra entidad.

De repente, como quien no quiere la cosa, pasamos de poder disfrutar de una libertad que no valorábamos, la de movernos sin restricciones, a pasar a estar «confinados».

– ¿Qué quiere decir confinados? – preguntan las dos peques de casa.

La respuesta es una cara de incredulidad y una respuesta sin argumentos:

– Quiere decir: «no podemos salir de casa».

La pregunta lógica es:

– ¿Por qué?

Un silencio y un «en la calle hay un virus», caras de «papá nos hace una broma», pero no…, entramos en un periodo de incertidumbre y un miedo contenido. Empiezan las noticias inconcretas, los mensajes discordantes, que si nos tenemos que lavar las manos con un gel en todo momento, que si se puede salir a horas delimitadas y con «mascarilla», que se agota la comida a los supermercados y un largo etcétera de inputs que parecen sacados de un guion de ciencia ficción.

Pasan los días y empezamos una nueva rutina. Yo me quedo haciendo teletrabajo en casa con las dos peques y mi mujer pasa a ser una de aquellas heroínas que lucha a cuerpo descubierto, en un hospital, contra una tal covid-19. Llega a casa con mascarilla, no se acerca a nosotros, hace las comidas aparte y duerme en una habitación diferente, todo muy surrealista, pero, a la vez, muy necesario.

Os podría explicar mil anécdotas de cómo es el teletrabajo con una niña de seis años y otra de dos, pero esto lo dejaremos para el libro de tragicomedia.

Pasamos ya a la parte de las reflexiones.

Ha sido duro a ratos, pero creo que hemos salido reforzados en el ámbito familiar. Somos más fuertes, más conscientes de la importancia de disfrutar del día a día con las personas queridas y hemos aprendido a valorar aquellos pequeños detalles que la vida nos ofrece cada día. Creo que hemos entendido que de las desgracias, si se analizan correctamente, se puede salir reforzado.

Hemos tenido la suerte de no sufrir ninguna pérdida de ningún ser querido. Aquí sí que quiero dar un abrazo inmenso (a pesar de que no es aconsejable) a todos aquellos que habéis perdido alguna persona querida y quiero invitaros a encarar la vida con optimismo. Tal como dicen «no hay ningún mal, que ciento años dure».

Saldremos de esta y tenemos que hacerlo, más fuertes, pero, sobre todo, más humildes y empáticos.

 

Ramon Presas
Tesorero de AACIC desde mayo de 2017

 

 

Esta reflexión forma parte de la Revista 26 de la Asociación de Cardiopatías Congénitas (AACIC) y la Fundació CorAvant

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