El miércoles 21 de febrero, los niños y las niñas del Espacio infantil de Tarragona construyeron su caja de los miedos.
Primero, escogieron su monstruo, que identificaron como el búho triste, por el miedo a la oscuridad y a los monstruos de la noche; y el pulpo enfadado, por su miedo a las agujas que pinchan mucho. Después lo pintaron y, a continuación, lo depositaron en la caja de los miedos para decirle adiós.
Trabajar los miedos con nuestros hijos e hijas nos ayuda a ser más conscientes de cómo ellos viven su dolencia y nos hace descubrir la importancia de poder hablar de sus emociones y entenderlas.