Actualidad y experiencias

El meu cor vol xocolata

Rodolfo del Hoyo escribió este cuento a partir de un encuentro de escriptores e ilustradores que organizó AACIC para que conocieran algunas experiencias en primera persona para escribir un relato para el libro «De tot cor»

Era el mes de noviembre de 2004, en el local de la plaza de la Sagrada Família coincidimos Gemma Sales, Oriol Vergés, Estrella Ramon y yo. AACIC había convocado algunos escritores e ilustradores para conocer algunas experiencias en primera persona con el fin de hacer un relato para un libro. Nos recibió Maria Rosa Armengol, como madre, y dos jóvenes, Maggie y Maria Glòria. Recuerdo como si fuera ahora la emoción que me provocaron las tres. Algunas frases me han quedado en la memoria.

Maggie explicó que lo primero que preguntó al médico después de la operación es si podría hacer el amor como antes. También decía que utilizaba el corazón para pedir de todo: «Mi corazón quiere chocolate, madre».

Maria Glòria dijo que a veces lloraba: «Que bonito y tranquilo te quedas después de llorar». Le gustaba el piano: «Cuando toco el piano mi cuerpo es de aire». Qué frase preciosa.

Maria Rosa nos explicó que su hijo lloraba a trozos, chupaba a trozos y no reía porque no podía. Se sintió muy feliz cuando lo vio salir del quirófano porque cuando salen de la operación se ríen. La experiencia me inspiró el cuento «El meu cor vol xocolata», del libro De tot Cor, ilustrado por Pilarin Bayés.

Entonces no sabía que unos años después me detectarían también una cardiopatía congénita. Una deformación anatómica denominada milking, que me causó muchos problemas de joven sin que entonces conociera su origen. Hacía atletismo, pero con demasiada frecuencia no podía terminar las carreras. Llegué a pensar que era un problema psicológico. Era mi corazón que me decía o paras o me paro.

 

Rodolfo del Hoyo