Actualidad y experiencias

COVID-19: ¿qué es lo que pienso yo?

La reflexión del Dr. Josep Girona sobre la pandemia de la COVID-19, publicada en la Revista 26 de la entidad.

Antes de empezar propiamente con el tema que nos ocupa, me gustaría explicar una anécdota personal que tiene mucho que ver con la reflexión que yo hago (y me hago) a raíz de la pandemia.

Cuando estudiaba primero de medicina, tenía a mi alcance los libros que mi padre (también médico) había estudiado unos cuarenta años atrás. Leyéndolos comprobé que mucho de lo que decían no tenía ya ningún sentido: eran conceptos caducos e, incluso, en algunos casos, verdaderas aberraciones. Pero el tono en que lo afirmaban, la certeza en que lo transmitían y la autoridad científica desde donde se posicionaban era la misma que la que se reflejaba en los libros que yo tenía.

Esto me generó la evidencia que estaba aprendiendo y que tendría que aplicar conceptos médicos necesariamente caducos. Esta idea me ha acompañado (y, dichosamente, me acompaña todavía) durante toda mi vida profesional. Tendría que aplicar conceptos con fecha de caducidad, verdades temporales. Haría falta, pues, ser riguroso en la aplicación de los conocimientos actualizados en cada momento, a pesar de tener la certeza de su obsolescencia; ser capaz de tomar decisiones dentro de la incertidumbre (o certeza temporal).

La covid-19 ha estado, o mejor dicho, tendría que conseguir ser, una cura de humildad impuesta por la realidad. Una lección intensiva en el aprendizaje de la toma de decisiones basada no en la evidencia, sino en la incertidumbre. Y esta lección sería buena que fuera aprendida no solo por quien tienen que tomar decisiones (economistas, médicos, políticos, jueces, gestores…) sino que también (a pesar de que es mucho más difícil) por aquellos en quien repercuten las decisiones tomadas que, en el caso de la pandemia, somos cada uno de los miembros de la sociedad.

Desde que el virus de la covid-19 ha aparecido en escena hemos sido bombardeados (y todavía lo estamos ahora) por todo tipo de informaciones (desinformaciones en la inmensa mayoría de los casos) por parte de gente de buena fe, de visionarios de todo tipo y de un buen puñado de auténticos malefactores. Y todo este puñado de desinformadas informaciones han sido repetidas ahincadamente por muchos de nosotros, de forma que el conjunto de la sociedad las ha ido interiorizando y haciéndoselas suyas.

Estos días en que escribo este breve texto, coincidiendo con la reanudación de las escuelas, han vuelto a surgir todo tipo de afirmaciones, recomendaciones, protocolos y decisiones basadas en opiniones (pretendidamente acertadas) a pesar de la absoluta incertidumbre en que nos encontramos. Y los diarios y noticieros no paran de dar un lío de datos que no las entiende casi nadie.

¿Qué sería (creo) bueno que fuéramos aprendiendo de todo esto?

  1. Que no hay verdades absolutas ante la covid-19, ni en otras muchas dificultades de la vida.
  2. Que hay que aprender a elegir la información que se quiere recibir y saber filtrarla. Quizás no somos responsables de lo que nos dicen, pero sí que lo somos de quien escuchamos.
  3. Que hay que mirarlo todo globalmente, sin que un aspecto determinado impida ver el conjunto de causas y consecuencias de las decisiones que tomamos.
  4. Que hay que hacer un gran esfuerzo de sentido común.
  5. Que hay que asumir las responsabilidades propias y no rehuir pasando la solución de las dificultades a los otros.
  6. Que, en términos de salud (y con muchos otros relevantes), hay que tener claro donde ponemos nuestro grano de arena en la construcción de nuestra sociedad y su gobernanza.

 

Dr. Josep Girona Comas
Médico de cardiología pediátrica. Miembro del Comité de Honor de AACIC

 

 

Esta reflexión forma parte de la Revista 26 de la Asociación de Cardiopatías Congénitas (AACIC) y la Fundació CorAvant

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