Actualidad y experiencias

«Adoptar a Clara fue el mejor latido que la razón me inspiró»

Cuando le propusimos a Núria compartir su historia que publicamos en el Boletín 14 de AACIC (2007) estuvo encantada. «Clara (mi hija) tenía cuatro años. Ahora ya tiene 13 y es un encanto «, nos dice.

Os explicamos su historia …

La teoría científica del corazón y la lengua de Núria Samper

Núria: Cuando era joven el primer cirujano que me trató me dijo a bocajarro: «No podrás tener hijos biológicos, tú». Con trece años no me preocupaba demasiado. Luego, cuando nos casamos, un día la cardióloga nos sentó y soltó: «Hoy hablaremos de tener hijos». Siempre te queda aquella duda, pero me salió la esquina racional. Le dije: «Dame cifras».

AACIC: ¡Lo encuentro muy fuerte!

Núria: Yo lo encuentro muy real. La cardióloga me dijo: «Yo te puedo advertir, pero no lo puedo prohibir. Yo te tengo que decir las consecuencias y tú tienes que decidir». Lo cierto es que a los 32 años noté que era el momento para adoptar. Tenía algunas cosas asumidas, estabilidad a todos los niveles, y dije: «Si tenemos que hacerlo, hagámoslo ahora!» Estoy muy orgullosa de haber adoptado a Clara.

AACIC: Clara es una niña de cuatro años que fuisteis a buscar a China …

Núria: Sí, mi hija. Su nombre chino es Fu Shao Ling. Al ser niñas huérfanas, les ponen el nombre de la región donde nacieron y luego… Bueno, la cuestión es que traducido, su nombre es algo así como «exquisita en el grado más alto» o «la más exquisita».

AACIC: Es bonito.

Núria: Es ridículo, pensé en un primer momento. Pero la miras un día y otro y dices: «¡Tenían razón!» Hace unos movimientos delicados, se ve que cuando ponen el nombre miran el día que nació y cosas así. Claro, el nombre nos identifica.

AACIC: Pero vosotros le decís Clara.

Núria: Por la familia, por parte de mi madre todos somos de Masquefa, donde vivimos. Nosotros somos los de Ca la Clara. Es un nombre bonito, pero ninguna niña de la familia lo ha llevado. Esta Clara, se ve, era agarrada como ella sola y las hacía pasar negras a la pobre joven. Pero bueno, el nombre es bonito y ahora nuestra hija se llama así.

AACIC: ¿Sabe que es adoptada?

Núria: Apenas ahora se lo empezaba a preguntar. Su maestra también adoptó. Así que de un día para otro comenzó a hacer preguntas. Se lo explicamos. Tengo cuentos en la biblioteca y encontramos uno de un niño que viene de China.

AACIC: ¿Cómo se lo ha tomado?

Núria: Bueno, lo estará terminando de digerir. Lo que me ha enseñado la experiencia es que tú das el valor a las cosas, positivo o negativo. Clara debe hacer su camino sola, que es lo que hemos hecho todos. Yo nací con una cardiopatía. Bien. La vida me ha dado cosas buenas, como mi hija, y cosas no tan buenas, como pasear por los quirófanos.

AACIC: ¡Clarísimo!

Núria: Llegar hasta aquí es un proceso que he hecho yo, con las herramientas que me ha dado mi madre, sobre todo. Ella nunca me ha dicho que hiciera o no hiciera algo porque tenía una enfermedad. Tu tienes eso y puedes hacer una vida normal, es la filosofía que me ha enseñado. No puedo lanzarme en paracaídas, pero tampoco tengo necesidad. Hago yoga y me lo pasa pipa! ¿Me explico?

AACIC: ¡Absolutamente!

Núria: Cuando Clara reniegue de nosotros, que lo hará, y de su madre biológica, que lo hará, deberá pasar sin más. La adolescencia es la adolescencia. Yo digo a mis padres a ver si esta hace como los de Norte América de las películas, que allí todo lo terminan con juicios.

AACIC: En las películas siempre terminan yendo a juicio, y si no a pistoletazo. Perdón. ¡Volvemos al tema! ¿Adoptaréis otra criatura?

Núria: Ahora te puedo decir que no. Lo que con Clara no representó ningún problema, ahora es un impedimento. Cuando fui a hablar con los asesores de adopción me dijeron: «¿Dónde vas con esa salud?», para entendernos. Nos lo paralizaron. La abogada me dijo que sacarlo adelante porque al cabo de dos años nos dijeran que no, no merecía el esfuerzo, la ilusión y los sentimientos.

AACIC: ¿Así la decisión no fue tan sencilla de entrada?

Núria: No, nada de nada. ¡De entrada me molestó que me lo pararan! ¿Quiénes son la Generalitat y China para decir si puedo ser madre o no? Cuando ya lo has digerido, entras en la segunda dinámica. «¿Realmente quiero un segundo hijo? ¿Puedo tenerlo?». Ahora estoy muy bien con Clara, disfruto mucho con mi hija de cuatro años. Llevo una válvula. Siento el tic tac. Tomo el Sintrom.

AACIC: Pero tienes una buena calidad de vida.

Núria: Ahora soy joven, pero de mayor, a todos se nos complica la salud. No sólo me preocupaba tener una hija, sino disfrutarla día a día. También quiero estar bien cuando Clara tenga catorce años y me diga: «Mamá, que salgo con las amigas y ya vendré». «¿Ya vendré? ¿Qué quiere decir ya vendrás? «.

AACIC: No sé qué es peor, si los cuatro o ¡los catorce!

Núria: Ve contando. Clara tiene cuatro años ahora. Si empezamos un proceso de adopción, son dos años más. Las diferencias de edad no se notan a los treinta años, pero cuando eres pequeño, sí se notan. Bueno, me queda un poco el remordimiento (baja el tono), porque … él (su marido) ¡es muy niñero! No lo sé. ¿Y si ha estallado antes la tercera guerra mundial y nos hemos quedado todos calvos? ¡Y si el planeta ha hecho puff!

AACIC: Qué tal y como está el clima …

Núria: Hablando en serio. Darle una hermana a Clara… Surgió el tema de si adoptábamos otro. Piensas si le estás denegando un derecho si no lo haces. Estiras de aquí y tiras de allí buscando respuestas y recursos. Por eso existe el Ser Padres y Crecer y libros …

AACIC: Se nota que eres bibliotecaria …

Núria: Se tiene que notar. Pero, ¿me entiendes? Hay personas que son hijas únicas y que son… ¡raras! Es una visión personal. «Es que debemos darle un hermano!». A ver, no es un muñeco. Esta segunda persona requiere tanta atención como la primera.

AACIC: ¿No mimaréis demasiado a Clara?

Núria: mimada, sí. Consentida, no. Soy su madre, no soy ni su amiga, ni su colega, ni la señora que pasa por la calle, ni la maestra. Soy la madre. Mimada, sí. A besitos me la comería. ¡Ya te digo!

AACIC: Núria, ¿y lo que nos decías de la teoría científica del corazón y la lengua?

Núria: Ah, pues ahora mismo te lo cuento. Yo hablo mucho. Y mi teoría científica dice que el corazón y la lengua van unidas. Si para la lengua, vamos mal. ¡Por eso hablo tanto!

AACIC: Por eso, cuanto mayor es el corazón, más hablamos. Tienes toda la razón. ¡Qué corazón más grande que tenemos!


 

Después de que Núria releyera su historia nos cuenta que su hija no ha renegado y que juntas forman un buen equipo: «una de las cosas más bonitas que tenemos es que cada día me hace un resumen de su día a día en el instituto», nos cuenta.

En cuanto a la segunda adopción, iniciaron los trámites y, como en China cambiaban la ley, ella no era vista con tan buenos ojos por el tema del corazón: «es cierto que me enrabié porque se cuestionaba mi capacidad de ser madre, pero quedó pronto superado», nos dice.

Referente a la teoría del corazón y la lengua… no sólo la mantiene, sino que añade que la alegría es uno de los grandes impulsores del latido del corazón: «es la verdadera chispa de la vida», nos dice con entusiasmo.

«De todo ello, ahora que ya hace más tiempo que soy madre, os puedo decir que me siento orgullosa de Clara. Ella sabe perfectamente que es adoptada, pero que tiene claro que soy yo su madre porque, y tal como dice ella, estoy a su lado cuando está triste, la curo cuando está enferma, porque nos peleamos por pequeñas cosas, porque le hago reír y porque, sobre todo de los sobretodos, nos queremos y ¡muuuucho! – Nos comenta Núria – Ser madre es una decisión que debe tomarse con el corazón y la cabeza. Adoptar a Clara fue el mejor latido que la razón me inspiró», añade.