Un día a la semana comparte su tiempo en la sala de juegos con los niños hospitalizados del área materno-infantil del Valle Hebrón. Lo combina con su trabajo y con su vida personal, su hijo. Esta mañana de lunes Victoria juega y da ideas a Marc, un joven de Vic que operaron hace unos pocos días. Ahora ya está mejor y pronto volverá a casa.
Aprovechamos un rato de descanso para que Victoria nos responda unas preguntas sobre su experiencia personal como voluntaria del hospital en la sala de juegos.
Victoria, nos has contado que has vivido muy de cerca la enfermedad de tu hermana. ¿Cómo te ha influido esto en el momento de decidir dedicar tu tiempo a los niños y jóvenes ingresados en el hospital?
Los niños son una fuente constante de sorpresas. Están llenos de vida. Incluso cuando están enfermos. El día que empiezan a encontrarse mejor, se les nota llenos de vitalidad. Y esto para mí es increíble. Hacía tiempo que quería trabajar con niños y ahora he encontrado el momento para poder realizar este proyecto.
¿Cómo os organizáis cuando venís al hospital? us orga? ¿Cuántas personas sois como voluntarios en la sala de juegos?
Nosotros somos un grupo de tres mujeres. Venimos los lunes, y venimos con muchas ganas. Y además, nos entendemos bien. Esto es muy importante porque nos ponemos de acuerdo pronto y las tres aportamos ideas para jugar y distraer a los niños que vienen a la sala de juegos, pero también a la hora de ir a las habitaciones para dar apoyo y acompañamiento a los niños que están en cama y que no pueden desplazarse o moverse.
El día que coincidimos en el hospital, estabas dando ideas a un joven para hacer un regalo. ¿Planificáis las actividades de una manera concreta? ¿De dónde salen las ideas para las actividades?
Según el día y según la persona que tenemos delante. Cada una de nosotras tiene experiencia en manualidades, en juegos, etc. Lo importante en este caso es la creatividad, la imaginación, dependiendo del tipo de niño y de su estado de ánimo.
En el hospital hay niños ingresados por enfermedades diversas, no todos están afectados por cardiopatías congénitas. ¿Hacéis alguna distinción entre los enfermos teniendo en cuenta que estáis aquí como colaboradoras de AACIC?
En absoluto. Para nosotros todos los niños ingresados en el hospital son iguales. No me resultaría cómoda haciendo diferencias. Acogemos igual a todos los niños que entran en la sala de juegos e intentamos que se encuentren cómodos, que jueguen y se distraigan para hacer más agradable sus estancias en el hospital.
En el hospital también hay padres y madres, hermanos, gente de diferentes orígenes. ¿Lo notáis? ¿Hay actitudes distintas? ¿Creéis que las respuestas de los niños y los padres tienen algo que ver con temperamentos personales?
Cuando pasas tiempo en un hospital y ves tanta gente, te das cuenta que a menudo la respuesta de los padres tiene mucho que ver con la educación que han recibido, y no nos referimos sólo a formación, sino a la manera de entender las cosas como cutura. Pero también tiene mucho que ver un aspecto personal: el temperamento, las ganas de saber escuchar y su actitud. Éstos son aspectos que van siempre muy ligados unos con otros.
Un momento que te haya emocionado
Evidentemente que ha habido momentos muy especiales. Recuerdo el caso de una niña que no quería comer. Un dia, medio jugando, empezó a comer conmigo porque nos inventamos un juego que hizo cambiar su actitud. En ese momento te sientes muy querida.
¿Temes que este trabajo voluntario acabe volviéndose otra forma de rutina? ¿Tienes algún antídoto contra ello?
El antídoto es hacerlo porque te gusta. Si lo haces sólo para pasar el tiempo, no tiene ningún valor a nivel personal ni tampoco para las otras personas a las que les das apoyo.
¿Qué perfil de persona crees que puede encajar bien en un servicio como éste? ¿Qué temperamento, qué habilidades crees que se deben tener?
Debe ser una persona dulce, afectuosa, paciente, que le gusten los niños y con mucho empuje. Disponemos de medios limitados, así que la imaginación es también nuestro mejor recurso.
Finalmente, ¿crees que sabemos dar a cada momento el valor que se merece? ¿Tienen todos los momentos el mismo valor?
Para mi es muy claro que hago un trabajo importantísimo. He trabajado en oficinas importantes y con equipos directivos, pero éste es el trabajo que más me ha aportado a nivel profesional y personal. Cuando un niño está enfermo está completamente indefenso, estar a su lado tiene un valor que no se puede describir ni medir.