Actualidad y experiencias

El parchís

La historia de Gemma: «Tengo o tenemos la gran suerte de tener un tesoro en casa que conoce y sabe jugar al parchís. Lo hace muy bien y encima, ¡me gana siempre que jugamos!»

Pensaba y aún pienso que tenía un tesoro, quizás dos era demasiado, puede que no podía ser… ¡o sí! Bueno, creo que sí. Sí, ¡yo tengo dos tesoros!

Al día siguiente de nacer y cuando aún no le había podido estudiar la mirada, las manitas, las orejas, la nariz… entró un pediatra en la habitación de la clínica. Me preguntó si yo era la madre, la pregunta me sorprendió. ¿Quién es que va de visita con camisón? Bueno, pues en una libreta pequeña que se sacó del bolsillo de la bata dibujó una especie de parchís y me dijo: «Esto es el corazón de tu hijo, aquí tiene un agujero. Mañana vendrá un cardiólogo y le visitará»

Me quedé sola en la habitación mirando mi segundo tesoro y no entendiendo lo que me acababa de decir el médico. ¿Qué era esa especie de parchís? ¿Qué quería decir un agujero en el corazón? … Con el paso de los días y las visitas a los cardiólogos fui entendiendo aquel parchís.

No tenía las mismas normas que el parchís que yo conocía, mi segundo tesoro no tenía una caja con las instrucciones del juego en la parte de abajo de la caja, ni había ningún papel con las reglas del juego. Artur, es así como se dice, se ponía enfermo y yo no podía pensar que estábamos perdiendo la partida, jugábamos juntos. Si hacia falta cambiaba el dado, le daba aliento al pocillo de tirar el dado, quería la revancha, volvía a jugar y ganábamos siempre. Él ponía el corazón, yo ponía toda la fuerza de día y de noche de todos los que le queremos.

Mientras íbamos muy a menudo jugando al parchís conocí AACIC, y con ellos pude leer una carta de una madre que también jugaba al parchís. Casi me estudié esa carta, éramos muchos que jugábamos al parchís y ¡muchos los que ganábamos las partidas!

Han pasado 17 años, ahora ya sólo le digo tesoro cuando estamos en casa solos, es un chico estupendo. Tengo o tenemos la gran suerte de tener un tesoro en casa que conoce y sabe jugar al parchís. Lo hace muy bien y encima, ¡me gana siempre que jugamos!

 

Gemma Soldevila