Al comienzo, expectantes, pensábamos que serían pocos días, pero, poco a poco, la incertidumbre, el miedo y el desconocimiento se fueron apoderando de nosotros. Los primeros días, en casa, escuchábamos la radio, mirábamos la televisión para informarnos y aprovechábamos las redes sociales para hablar con la familia. Curiosamente, te das cuenta que débiles que somos y, como decía mi abuela, «nos recordamos de Santa Barbara cuando truena». Y, entonces, empezamos a llamar y a intentar contactar con la gente con quien hace tiempo que no lo haces y tienes la necesidad de decir cosas, abrazar y hacer más besos.
Te das cuenta que cada casa, cada familia y cada persona tiene circunstancias diferentes y que la mayoría tienen muchos problemas para afrontar la nueva realidad. Que hay muchas cosas en el ámbito laboral y social que tienen que cambiar (y, de hecho, están cambiando).
Me considero una persona afortunada: yo y las personas de mi entorno estábamos bien. He podido continuar con el trabajo y, tan solo, hemos ido adaptando la vida a la circunstancia que ha tocado en cada momento.
A veces era una falsa tranquilidad, sabía que cerca mío había «el infierno». Ahora sólo deseo que no se repita.
Vivo a pocos metros del Hospital Clínic donde mucha gente luchaba contra el «VIRUS»: los sanitarios y todas las personas que trabajan y los enfermos estaban cada día luchando para salir de esto.
Ahora, pongo todo el positivismo posible para salir adelante, con la prioridad de cuidarme y pensando que saldremos de esto. El mundo evoluciona muy deprisa y la voluntad de muchos es que sea mejor.
Yo así lo espero.
Tenemos que priorizar el sentido común, nos tenemos que cuidar, ser fuertes y positivos. ¡Esto no falla nunca!
Neus Clofent
Patrona de la Fundación CorAvant desde junio de 2015