Tengo un problema de corazón bastante complicado, ventrículo único, transposición de los grandes vasos, estenosis pulmonar. Llevo en todo este tiempo 40 cateterismos, 11 operaciones paliativas, 3 operaciones a corazón abierto y 4 implantaciones de marcapasos. Como veréis no es fácil poder llevar esta situación, pero no me queda otra.
Cuando eres pequeña lo vas llevando porque no te das cuenta de la situación. Pero cuando ya fui mayor de edad, vi lo difícil y complicado que es convivir con este problema y me di cuenta que soy una guerrera como la gente dice cuando me ven por la calle. Ir al colegio fue duro, ya sabemos como son los niños que se ríen de todo. Solía llorar mucho por quedarme sola en el patio porque no querían jugar conmigo, o decirme Barbie morada, o tener mucha sed y que nadie me diera agua por pensar que les podía pegar lo mío. Llegó el momento de salir de la ESO y, como no, los profesores le decían a mi madre que nunca podría estudiar.
¿Pero, sabéis que? Tengo un grado medio de estética y 3 cursos de masajes y, es más, siempre he trabajado de lo que me salía. Me daba igual si tenía que trabajar de mañana o de tarde o de noche. También me saqué el carné de conducir. Y en ese momento me di cuenta que era una GUERRA con mayúsculas. Considero que he tenido una vida muy buena. Aún con mis pruebas mis pequeñas operaciones.
Todo cambió el 26 de octubre del 2016. Yo solo tenía 26 años. Llevaba 7 años con una infección en el tórax debido a una bacteria. Cuando abrieron para erradicar esa infección, vieron que el corazón estaba rodeado de pus. Me limpiaron, me cortaron un trozo de esternón y no pudieron hacer nada más, ya que estaba muy tocada. Me subieron a la UCI cardíaca. Pasaron las horas y me desintubaron. No relacionaba nada. Llegó el 27 y 28 y tampoco relacionaba. Algo pasaba porque no relacionaba. Me subieron a hacerme un escáner y vieron que había sufrido un ictus cerebral. Mi familia y amigos no se imaginaban lo que me había pasado. Los médicos lo pusieron muy negro. Que al igual no despertaba y, si despertaba, no conocería a nadie y ni podría mover ni las piernas. El ictus me había tocado mucho.
El día 5 de noviembre abrí los ojos. Solo gritaba y lloraba, pero cuando vi entrar a mi madre la reconocí y grite MAMA y se pusieron a llorar. Fue la primera que supo que ya no sabía hablar ni escribir. Mi hermana hacía todo lo posible para entenderme. A los tres meses me dieron el alta para irme a mi casa. Ahora era cuando tenía que sacar todas mis fuerzas para empezar de nuevo.
Llevo 3 meses y algo más con una logopeda. Sigo una terapia con gente que también les ha pasado lo mismo que a mí. Por cierto, me lo paso muy bien, la verdad. Os digo que se puede salir de todo con mucha fuerza y con ganas de vivir. Ahora hará un año que me hicieron la última operación. Ya tengo 29 años.
Os he resumido mi pequeña historia. Deciros que no es fácil, pero hay que luchar. Nunca tiréis la toalla. Si os dan un no, no confirméis y buscad diferentes opciones. Luchar y sobretodo sed optimistas. Disfrutad cada minuto y no os quedéis con una negativa por respuesta.
Me despido. Deciros que espero que os haya ayudado de alguna manera a luchar por todos esos niños y niñas que están pasando por estas circunstancias tan duras.
¡Somos un@s guerrer@s ¡
Un abrazo y miles de besos a mis guerrer@s.
Tania
Visita su Instagram: https://www.instagram.com/nodejesdelatir/