Actualidad y experiencias

Mi cardiopatía no ha sido nunca un obstáculo, sino más bien todo lo contrario

Esta es la historia de Anna, a quién una vez más podréis ver en el taller “Pinta’m 4 ratlles” de la 21ª Gran Festa del Cor en el parque de atracciones Tibidabo

Soy Anna y tengo 43 años. En 1975, cuando tenía 4 años, me operaron de una cardiopatía congénita del tipo ventrículo único. Aunque, por suerte, no he tenido problemas graves, la cardiopatía y su cicatriz han estado siempre muy presentes en mi vida. Al contrario de lo que se podría pensar, mi cardiopatía no ha sido nunca un obstáculo, sino más bien todo lo contrario. Nunca me he sentido discriminada por nadie, ni he notado que hiciera lástima a la gente ni me miraran diferente; me he sentido muy querida, he recibido apoyo y los que me han rodeado han visto en mi enfermedad una virtud y una esperanza, nunca un defecto.

Conocí la asociación AACIC casualmente, después de muchos años sin conocer a nadie que estuviera en la misma situación que yo. Realmente, fue muy reconfortante saber que había un grupo de muy buena gente que compartían los mismos problemas y angustias, y que ayudaban. Estoy segura de que mis padres hubieran podido digerir mejor todo lo que pasaron en el momento de mi operación y recuperación si en ese momento también hubiera existido una asociación como esta.

AACIC me ayudó en el momento que me planteé ser madre, y les estaré siempre agradecida por ello. Ahora tengo dos preciosas hijas con las que disfruto de la vida que me ha sido regalada. Mi agradecimiento especial es para mi marido, Jordi, por estar siempre a mi lado dándome la mano, no para arrastrarme, sino por acompañarme en mi camino.

 

Anna Lajarin