Editorial

«Hay familias que son capaces de ir contra quien sea en lugar de decir a su hijo: ¡espabila!»

Xavier Chavarria es maestro de Educación Física, pedagogo, abogado, licenciado en Geografía e Historia, trabaja en el Departamento de Educación de la Generalitat y, actualmente, es el inspector jefe del Departamento de Educación de Barcelona ciudad

Dice que «la universidad es un club de lecturas estructuradas», y a él le gusta leer de todo: matemáticas, económicas, etc. «Lo hago por prescripción médica. Soy demasiado activo», confiesa. Xavier Chavarria es miembro del Comité Asesor de AACIC. Contamos con su asesoramiento en la puesta en marcha del Servicio de Apoyo a las Escuelas. Es un conversador estimulante que rompe tópicos sobre la enseñanza. Nos dice que ha aplicado «tácticas del baloncesto en la organización del equipo de evaluación de centros». Es la ventaja de los estudios pluridisciplinares, «te permite aplicar ideas más creativas que si buscamos una solución desde una perspectiva única».

Como padres hemos de querer la mejor educación para nuestros hijos.

¿Qué entiendes por la mejor educación? En Barcelona, en un barrio muy humilde, hay una escuela que ha alcanzado competencias básicas iguales que una prestigiosa escuela privada de la zona alta. Ha conseguido los mismos resultados con chicos que tienen unas problemáticas extraordinarias. Si, como dice un conocido informe (el Coleman), el setenta y cinco por ciento de las diferencias de resultados entre alumnos son debidas al nivel económico de las familias, este humilde centro de barrio es mucho más que bueno. Quizás es el mejor centro de Barcelona, pero no llevaríamos a nuestro hijo. Seguramente, la verdad no es la que se confiesa. Pero, sí que, hay quien nos pide rankings de escuelas, pero no es bueno publicar estos datos, sobre todo en la educación obligatoria.

¿Qué hay de diferente entre la educación obligatoria y las otras enseñanzas?

La educación obligatoria debe formar ciudadanos, debemos maximizar la ecuación de todas las cosas que nos hacen iguales y minimizar las diferencias. Es un asunto público. Esto es importante. Han que tener cabida todos, con independencia de su fortuna. En las otras enseñanzas el criterio es diferente. Y es una diferencia esencial que, a veces, no se entiende. ¿Y qué nos hace iguales en Catalunya? Un sustrato educativo común que nos hace sentir parte del lugar donde vivimos.

La escuela debe ser el aglutinante que enganche el collage de nuestra cultura mosaico.

Pienso que a esta es la misión básica de la escuela.

Has hablado de formar ciudadanos. ¿Qué otras misiones piensas que tiene la escuela?

La socialización, el autoconocimiento, el crecimiento individual. La escuela educa de manera diferente de la familia. La socialización en grupo es diferente de la forma como nos comportamos solos o en familia. Si, además, los alumnos terminan la escuela conociéndose un poco mejor, acercando la percepción que tienen de ellos mismos a la percepción que proyectan (yo me veo así, tengo unas actitudes y unas aptitudes, y no estoy demasiado desenfocado de cómo me ven los demás) haremos ciudadanos menos esquizofrénicos. Y hay asignaturas que quizás no se consideran como las más importantes, pero que son muy integradoras de la percepción y la percepción personal.

¿Te estás refiriendo a…?

La música, por ejemplo. O la Educación Física. Yo he sido profesor de Educación Física. Te explicaré de qué trata la Educación Física en la escuela. Un chico está jugando a baloncesto y queda solo bajo la canasta. Otro, el que tiene la pelota, intenta pasársela, pero falla. El primero, el de debajo de la canasta, al ver que el otro no se la ha pasado y que, además, ha fallado le dice… Bien, te lo puedes imaginar. Si esto le pasa cinco años después, cuando está trabajando, pierde el trabajo. La clase de Educación Física no deja de ser una simulación de la vida real. Con la excusa del movimiento, de la actividad física individual y en grupo y de determinadas estructuras de proyección de la personalidad, como es el juego y el deporte, puedo intervenir educativamente. No se trata de jugar por jugar.

¿Por qué no eres partidario de que los padres puedan tener libre elección de centros?

No creo que sea una buena fórmula. En Nueva York, en Estados Unidos, el paradigma de la libertad, es la municipalidad quien asigna el centro a los alumnos de primaria. Los padres no lo eligen. La responsable de la educación primaria en la ciudad de Nueva York es una mujer joven de Sabadell. La conozco. Me parece bien que haya opciones, pero la libre elección de centro en la educación obligatoria pienso que no es una buena fórmula. Creo firmemente que la capacidad de inclusión es necesaria, para un bien común.

En la medida en que la escuela se hace sectaria, que sólo nos socializamos entre iguales, se pierden valores importantes de la solidaridad social.

¿Cómo se deberían prestigiar las enseñanzas profesionales?

Tiene que ver con una concepción más flexible de la educación para el trabajo. Hasta ahora, hemos tenido un sistema muy rígido. Debe ser mucho más flexible, se deben crear puentes entre itinerarios de manera que sea posible realizar complementos de formación que nos permitan acceder a nuevas oportunidades de trabajo. Todo esto también tiene que ver con la necesidad de seguir aprendiendo. Se están creando las bases, en el ámbito europeo, lo que se denomina long life education, la educación a lo largo de la vida. Apenas acabamos de crear l’Institut Obert de Catalunya, que facilita el acceso a las enseñanzas no obligatorias y profesionales a través de Internet. Hay un movimiento muy interesante.

Por tu cargo en el Departamento de Educación, has sido una de las personas vinculadas al desarrollo de la Llei d’Educació de Catalunya, la LEC, que define el modelo propio de educación del país.

Se aprobó con una mayoría más que amplia. El Partido Popular de Catalunya y Ciutadans la rechazaron por el tema, los temas de siempre. Iniciativa rechazó dos títulos de la ley y se abstuvo en el preámbulo, pero pienso que la habría podido aprobar.

El aspecto central de la ley es…

Yo diría que proporciona el marco para hacer mejor las cosas, pero, ¿lo puede garantizar? No hay ningún escrito de ningún boletín oficial que haga cambiar las personas.
Ahora se han de desarrollar las políticas concretas, los decretos. De hecho, hoy ya estamos trabajando en algunos de estos decretos.

Repasando la ley, puede dar la impresión de que quiere contentar a todos. Es decir, que con este marco, los decretos pueden hacer que el modelo vaya hacia políticas concretas más progresistas o conservadoras.

Caben políticas de izquierdas y de derechas, sí, pero, la horquilla de estas políticas que la ley permite estarían entre el tres y el siete, no entre el uno y el nueve. Lo más importante, pienso, es que garantiza algunos aspectos irrenunciables del modelo de educación y establece unos acuerdos mínimos, como el hecho de preservar el derecho de la igualdad. Un centro público, por ejemplo, no puede tener reservado el derecho de admisión. ¿Qué pueden hacer trampas las escuelas? Yo puedo convertir un desastre de escuela en un centro con buenos resultados. Sólo he de expulsar a los alumnos que no rinden lo suficiente. Es importante que las personas que trabajan en la escuela pública sean leales. Por otra parte, como administración debemos saber crear mecanismos para que los problemas no se acumulen en un centro.

Has dicho que se están desarrollando ya algunos decretos. ¿Cuáles son los prioritarios?

Los decretos a los que ahora se da preferencia tratan de la estructura organizativa de los centros, la dirección escolar, la inspección y las zonas educativas. Los directores de centros docentes deben poder mandar. No pueden ser los últimos de todo. No pueden elegir el personal y, prácticamente, no pueden administrar nada. Es una cuestión importante.

Dar más capacidad de decisión real a los directores de los centros. ¿Qué otros aspectos crees que se deben mejorar del actual sistema escolar?

Creo que también debe haber una corresponsabilidad de los padres con la escuela, que de alguna manera, la nueva ley contempla. Hay familias que son capaces de ir contra quien sea en vez de decir a su hijo: «¡espabila!». Esto nos consta, y lo que se consigue así es que el profesorado engañe a los padres, les dé la razón en todo. No es una buena solución. Es mejor un profesorado comprometido, que haga lo que crea que tiene que hacer, sensible a las opiniones de la familia, pero sin miedo. El profesorado no puede ejercer plenamente si trabaja con miedo.

En estos momentos, ¿es el profesorado el eslabón más débil del sistema educativo?

Es una eslabón que soporta mucha tensión, que tenemos que liberar. La carrera docente del profesorado debe basarse en la evaluación del profesorado, en el trabajo realizado día a día. Deberíamos tener un sistema de apoyo y de formación que le facilitara el trabajo. Si cada profesor tuviera que escribir su propio libro de texto, tendría que vivir dos vidas. O pensar actividades. Y lo hacen. En casa, después de clase. En Europa, están proliferando entidades públicas que proporcionan modelos que podemos aplicar al aula.

¿Cómo es el maestro o la maestra ideal?

Un maestro o una maestra debe ser una persona intelectual y equilibrada emocionalmente. Debemos de ser capaces de atraer los mejores estudiantes hacia las carreras de magisterio. Claro que para ello la profesión también debe estar prestigiada. Tenemos que confiar y creer en los profesores. El maestro debe ser un favorecedor de los aprendizajes. Deberíamos detectar las actitudes de entrada.

En una frase, dirías que…

Diría que… pienso que se pueden hacer más cosas, pero la escuela de hoy es mejor que la de hace algunos años.

Niños con cardiopatías en la escuela

¿Por qué surgen conflictos cuando un alumno con una enfermedad crónica como la cardiopatía llega a un centro escolar nuevo?

Piensa, por un momento, de dónde venimos. ¿Cuántos alumnos con cardiopatía había en las escuelas hace algunos años? Antes no teníamos niños con enfermedades crónicas en las escuelas. Del mismo modo, también se ha incrementado la diversidad del alumnado, con pautas culturales y lenguas diferentes: uno que habla ruso y no te entiende, el otro que es sordo y otro que no para quieto. Teníamos poca heterogeneidad y, encima, clasificábamos: los deficientes y los no sé qué. Ahora se ha ensanchado la heterogeneidad, la gestión es mucho más compleja.

¿Eres partidario de que los alumnos con necesidades especiales compartan el aula con otros alumnos sin las mismas necesidades?

Del todo. La voluntad política emergente es que somos más democráticos cuando incluimos que cuando excluimos. Sabemos que quien comparte experiencias vitales con más gente diferente, crece aceptando mejor la diferencia. Los criterios de inclusión tienen el objetivo de formar gente para una sociedad democrática. Pero el camino para que la inclusividad sea más real, para que el profesorado esté más atento a estas diferencias que a veces desconoce es, repito, la información y la formación.

AACIC está a punto de publicar una «Guia para profesores…”

Actuaciones como esta son la respuesta eficaz para afrontar una situación que crea conflictos. Hay que dar más pasos adelante, sin embargo.

¿Qué propuestas nos planteas?

En esta escuela diversa y heterogénea, un profesor difícilmente puede hacer una tutoría óptima a treinta alumnos. Debería haber tutores de carrera. Cinco o siete alumnos, y que no sean del mismo grupo. ¿Sigo?

¡Tomamos nota!

Un niño con una cardiopatía, que puede pasar una parte del curso escolar en el hospital, debe contar con un profesor, en el hospital o en casa, y eso se debe coordinar con el tutor y con la escuela. Este vínculo es importante no sólo para el rendimiento escolar de los niños, sino porque el apoyo emocional de este niño está con su grupo de clase. Esto debería formar parte del catálogo de responsabilidad de los tutores. No podemos dejar el seguimiento de un niño enfermo en manos de personas buenas que los sábados van al hospital por voluntad propia.

Todo esto quiere decir que, seguramente, la enseñanza será más cara.

Lo será, pero será mucho mejor. Ya te he dicho, sin embargo, que este discurso no es mayoritario, todavía.