Editorial

ana novella

«Debemos cambiar la mirada adulto-céntrica para atender bien a los niños»

La profesora de la UB y una de las redactoras del proyecto que creó el Consell Nacional de la Infància asegura que el fomento de la participación del colectivo más joven es un pilar para romper desigualdades.

Ana Novella, profesora del Departamento de Teoría e Historia de la Educación en la Universidad de Barcelona, también es integrante del Grupo de Investigación en Educación Moral y tuvo un peso importante en la redacción del proyecto que derivó en la creación del Consell Nacional de la Infància i l’Adolescència de Cataluña, un órgano que fomenta la participación de los niños i jóvenes en el marco político catalán.

La aprobación de la Convención internacional sobre los derechos del niño fue un hito muy importante porque reconoció el niño como sujeto de derecho. Muchas entidades, como Unicef o Pincat, critican que no se esté cumpliendo con el texto de las Naciones Unidas. ¿Qué es lo que falla?

No se está cumpliendo con la convención, pero tampoco se cumple con algunas partes del Pacto para la Infancia. Estamos en un momento en que las entidades están desbordadas, la complejidad de las infancias y las dificultades de las administraciones hacen que no haya una respuesta adecuada para atender este colectivo. También es verdad que nuestro modelo de acompañamiento a la infancia da muy poca importancia a la garantía de los derechos civiles de los niños.

¿Por qué?

Por un lado, porque tenemos una mirada adulto-céntrica y no queremos ceder responsabilidades a los menores de edad. Además, hay un alto grado de niños/as en situación de pobreza. Esto hace que las políticas se centren más en cubrir las necesidades más primarias y dejen en segundo plano los derechos de carácter más civil como los vinculados con el derecho a la participación.

¿Qué se debe hacer para llegar a cubrir los derechos civiles de los niños/as?

Se precisan más profesionales dedicados a la atención a la infancia. Muchos más. Es verdad que en los últimos años el número ha aumentado, pero también ha crecido la complejidad de la infancia en Cataluña. También debemos cambiar la perspectiva asistencialista y recuperar el modelo que establece el Pacto para la Infancia. Por otra parte, deberíamos tener claro de qué recursos disponemos y qué se está haciendo con los que ya se invierte.

¿Cuál es el objetivo principal que deberían seguir las políticas públicas destinadas a la infancia?

Reducir el nombre de niños que están en riesgo de pobreza y de vulnerabilidad. A parte de la pobreza económica, también debemos atender la pobreza de carácter emocional. Las situaciones de vulnerabilidad son muy amplias. Puede haber una familia con muchos recursos y, a la vez, muy vulnerable. Posiblemente ni tan solo lleguen al sistema.

¿Por qué no entran en el sistema?

Son invisibles porque su situación económica no es alarmante y, por lo tanto, el sistema no llega a buscarlos. En parte, porque no los puede absorber. Suficiente trabajo tiene atendiendo a todos con problemas económicos. Es verdad que ha habido un incremento de educadores sociales, trabajadores sociales, maestros y docentes con una mirada más social, pero todavía no es suficiente para acompañar a todos.

¿Deberíamos fijarnos en políticas de otros países?

Se deben buscar buenas prácticas en los diferentes sistemas de bienestar. En nuestro sistema tenemos buenas prácticas pero no son difundidas porque no hay tiempo para la innovación. Los profesionales del ámbito social que atienden los niños son muy competentes y podrían cubrir las necesidades del colectivo, pero el tiempo que tienen para acompañar es insuficiente. La innovación en otros países nos ayudaría porque nos da unos marcos de referencia.

¿Qué supone para las entidades la participación de la infancia en la esfera pública?

La participación de los niños supone su reconocimiento como ciudadanos/as de pleno derecho, con derechos substantivos –­derechos que se ejercen en su cotidianidad y permiten regular la convivencia de todos en el sí de las entidades, de las familias, las escuelas, el municipio y el país. Permiten reconocer sus competencias para implicarse en el proyecto colectivo de una comunidad. Como forman parte de la sociedad, deben tomar parte.

¿Siempre con el apoyo de los adultos?

Las personas adultas tenemos la responsabilidad de ayudarlos a saber quién son y cómo quieren ser en el mundo. Organismos internacionales como la Comisión Europea y las Naciones Unidas aseguran que la participación es uno de los pilares para romper las desigualdades. Incrementar las oportunidades de participación política en la adolescencia es fundamental para su desarrollo como ciudadanía activa. Necesitan la ayuda, la comprensión y la toma de conciencia de los adultos porque esta participación política sea efectiva. A la vez, debemos saber ceder responsabilidades.

¿Se está trabajando para fomentar acciones que visibilicen la voz de los niños?

Algunas entidades y administraciones están favoreciendo el protagonismo de la infancia desde la acción política. Por ejemplo, con los presupuestos participativos. Poniéndose de acuerdo deciden que la ciudad necesita más enchufes, una red wifi más potente o un espacio de ludoteca. Para ellos es muy satisfactorio ver cómo las ideas propias y personales se transforman en ideas colectivas mejores de las que habían propuesto de manera individual. Ven como el trabajo se construye entre todos.

¿Qué otras iniciativas destacarías?

Una propuesta muy interesante es la que permite que los niños puedan participar en el diseño de los espacios de juego de su entorno. También han co-diseñado el trazo de algún carril bici.

Usted es una de las promotoras del Consell Nacional de la Infancia i l’Adolescència. ¿Qué supuso para Cataluña la creación de este organismo?

La creación del Consell Nacional en 2014 fue un hito en Cataluña, porque es el primero que se crea en el Estado español de esta envergadura. El reto es incidir en las políticas de infancia en Cataluña.

¿Qué se ha hecho hasta ahora?

Se ha definido como consejo y ha determinado el foco de acción, centrándose en la defensa de los derechos de los niños de Cataluña. También vela para difundirlas. Hemos tenido stands en sitios, como en la Festa del Súpers o en el Saló de la Infància. Además, trabaja para que haya más consejos en más municipios. Ahora ya tenemos un centenar. El Consell Nacional de la Infància está formada por 46 niños y jóvenes entre 8 y 17 años. Es un órgano consultivo y de participación.

 

Fuente: Boletín Xarxanet 25/11/2018. Suport Associatiu, Júlia Hinojo.