La tasa global de mortalidad de un 2-3% de la enfermedad por coronavirus 2019 (covid-19) la convierte en una pandemia mundial. A principios de marzo de 2020, se extiende por Europa y en junio la infección ya afecta además de 6,5 millones de personas y en causa la muerte además de 380.000 en todo el mundo. A causa de la rápida propagación de esta enfermedad, el 11 de marzo de 2020 l‘Organización Mundial de la Salud (OMS) declara la situación de pandemia global.
Para poder controlar la propagación, el mes de marzo de 2020 el gobierno español declara el estado de alarma y el confinamiento total de la población. Esta nueva situación comportó varias repercusiones, sobre todo en cuanto a la salud mental de la población. A las personas diagnosticadas con una patología crónica, esta nueva situación los podía alterar gravemente los niveles de ansiedad, estrés y preocupación por su patología.
Varios estudios demostraron que la covid-19 era una patología que mayoritariamente afectaba, de forma más severa, la población adulta. También se observó que el riesgo de sufrir la enfermedad era más grande persones adultas que tenían diagnosticadas patologías cardiovasculares como las cardiopatías congénitas y otras patologías crónicas como la diabetes, el asma, trasplantes, inmunologías, etc.; así pues, los pacientes con estas patologías tenían un riesgo más alto de desarrollar una infección.
Ante esta situación de incertidumbre y vulnerabilidad, en abril de 2020 el Instituto Cardiovascular del Hospital Clínic, con la Dra. Sanz de la Garza y Raquel Arranz al frente, inició una investigación con la colaboración de la Asociación de Cardiopatías Congénitas (AACIC) y la Fundación CorAvant. El equipo de investigación quería saber cómo estaban viviendo el confinamiento por la covid-19 las personas con cardiopatía congénita, con el objetivo de conocer el impacto que tenía en sus rutinas de actividad física y alimentación y en el estado emocional y poder dar una mejor respuesta a las necesidades durante y después de la situación de crisis sanitaria.
Hay que destacar que se pidió la colaboración a AACIC y la Fundación CorAvant como entidades expertas que trabajan con jóvenes y adultos diagnosticados de una patología crónica como son las cardiopatías congénitas y que velan y atienen sus necesidades psicosociales, para mejorar su calidad de vida.
En la investigación, se contó con la participación de 104 personas diagnosticadas con una problemática de corazón, de edades comprendidas entre los 16 y los 74 años. De las cuales n=60 (65,2%) eran mujeres y n=32 (34,8%) eran hombres. La mayoría de las personas participantes n=77 (83,7%) residían en Cataluña.
El 31,5% (n=29) eran personas que estaban conviviendo con su pareja y sus hijos, el 23,9% (n=22) vivían en pareja, pero no tenían hijos y el 19,6% (n=18) eran solteras y vivían con sus padres.
Todas estas personas respondieron un cuestionario en línea que constaba de cuatro partes:
- Datos sociodemográficos y personales.
- Hábitos de actividad física y dieta antes del confinamiento.
- Hábitos de actividad física y dieta durante el confinamiento.
- Estado emocional y de ansiedad durante la situación de crisis sanitaria.
Una vez analizadas todos los datos de los participantes, se han extraído los siguientes resultados:
- Reducción de la actividad física: se disminuyó un 26% la carga de entrenamiento físico global semanal. Esta reducción fue causada por la disminución de las actividades físicas de baja intensidad; sobre todo, en las mujeres, en un 46% respecto a la de los hombres que solo ha estado de un 15%. Hay que decir que se mantenían las cargas de entrenamiento físico moderado y de alta intensidad.
- El confinamiento no tuvo un impacto significativo sobre la adhesión a la dieta mediterránea que fue alrededor del 65% de la población
En cuanto al estado emocional:
- El 58% de las personas participantes vivió esta situación como un momento de poca motivación, con poco interés para su futuro y con poca energía en su día a día.
- Un 47% vio reducida su capacidad de concentración y atención, se cansaba rápidamente, a consecuencia de la baja motivación.
- Un 33% destacó que había experimentado cambios emocionales, con un aumento de su malestar psicológico, estaba más irritable y sensible tanto en el ámbito individual como relacional.
Los profesionales del Instituto Cardiovascular del Hospital Clínic y de la Fundación CorAvant ya tienen los datos necesarios para poder ofrecer el apoyo y el acompañamiento terapéutico necesarios y trabajar y gestionar las posibles repercusiones que se puedan dar en el día a día de la persona con cardiopatía o cualquier otra enfermedad crónica.
Resultados de la investigación Impacto de la crisis por alerta sanitaria en personas con problemas de corazón en la infancia

Datos sociodemográficos










Antes de la crisis sanitaria



IPAQ







PREDIMED














Durante la crisis sanitaria




IPAQ







PREDIMED














Ansiedad


Estado emocional




















